'Ska-libada'
Veteranos barceloneses entregados a la causa musical caribeña, esta numerosa formación consiguió abarrotar la sala madrileña en la que presentaban su último disco en vivo, On Tour, haciendo olvidar al respetable que fuera, en la calle, la nochechita era de todo menos jamaicana -¡qué manera de llover!.Dr. Calypso es un grupo a los que la veteranía ha ido enriqueciendo musicalmente, dotándole de una variación rítmica y melódica que le hace ir del reggae clásico al rocksteady, del juvenil ska al más latino boogaloo, de los instrumentales a la raggarumba o rumbamuffin. Varadísimo en su extenso concierto, la banda encandiló a sus seguidores de la capital con un repertorio que acudió a las composiciones propias que han marcado una larga trayectoria de once años en carretera, aunque también a versiones, como el clásico The Snake, de las que salieron más que bien librados.
Dr
CalypsoLuis López y Sergi Monlleó (voz), Eric Herrera (batería), Iñaki Álvarez (bajo), Fernando Pozas y Jordi Manyá (guitarras), Francisco Manzanares (teclados), Raúl Lázaro (saxo), Jordi Ramiro (trompeta) y Enric Grau (trombón). Sala Caracol. 1.500 pesetas. Madrid, sábado 23 de diciembre.
Pero si es posible destacar algo por encima de lo demás, que fue todo bueno, es la impronta del catalán que el grupo ha ido añadiendo de sabia manera a un estilo que muchas veces parece inmutable.
Oyendo a Dr. Calypso tocar reggae o ska en catalán, en lugar de la costa jamaicana, bien pareciera que lo que asomara al final de sus canciones fuese el paseo de Gracia o la estatua de Colón o las Ramblas, y eso sí que es una aportación interesante, porque pocas formaciones nacionales consiguen hacer de un estilo musical un traje tan a la medida como logra hacer Dr. Calypso, y resulta reconfortante escuchar a casi un millar de madrileños cantando -y bailando- la delicada Aquesta nit o Sense sostre, dedicada a los sin techo en víspera de Navidad.
El catalán es, desde luego, una lengua tan bonita que en ella se puede cantar casi cualquier género, y Dr. Calypso se aprovecha de ello para desarrollar un género que bien pudiera empezar a llamarse en Cataluña y, gracias a ellos, Ska-libada.
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