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Dresde recupera la Frauenkirche

Pilar Bonet

Entre los andamios que la sostienen, la Frauenkirche (Iglesia de las Mujeres) de Dresde ha abierto sus puertas a la música durante unos días. Con una serie de conciertos de lujo que se prolongará hasta finales de año, los promotores de la reconstrucción de esta joya del barroco alemán del siglo XVIII quieren ayudar a financiar unas costosas obras que deben concluir en 2005 con la reapertura del templo.Tras ser bombardeada por la aviación británica y norteamericana en febrero de 1945, Dresde se convirtió en una metáfora de la destrucción bélica. Decenas de miles de personas, entre ellas numerosos fugitivos que llegaban en desbandada del este de Europa, perecieron carbonizadas a resultas de las tres incursiones aliadas (dos en la noche del 13 de febrero, y la tercera, en la mañana del 14) sobre la ciudad del Elba.

Poco a poco, la República Democrática Alemana (RDA) fue reconstruyendo Dresde. Las ruinas de la Frauenkirche, sin embargo, se mantuvieron y fueron declaradas monumento a la paz en 1966. En los años ochenta, aquellos escombros se convirtieron en lugar de cita de los pacifistas y la oposición democrática, que cada 13 de febrero encendían velas sobre las piedras de arenisca desmoronadas. Frente a ellas, el canciller democristiano Helmut Kohl exhortó a la unidad de Alemania en 1989.

Tras la reunificación, sin embargo, el deseo de superar el pasado ha sido más fuerte que el de mantener intacto el símbolo. Un movimiento ciudadano inició una campaña para la reconstrucción de la iglesia, el Ayuntamiento dio el visto bueno y en 1993 comenzó el desescombro, al que ha seguido una obra de reconstrucción sin precedentes. Cada piedra que podía volver a ser utilizada fue numerada y registrada en un ordenador. Se formó así un banco de datos que recogía las características de casi 500.000 elementos constructivos. La Frauenkirche, que tenía ya problemas de estructura en los años treinta, fue restaurada durante la Segunda Guerra Mundial. Gracias a aquellas obras, concluidas poco antes del bombardeo, existen detalladas descripciones que facilitan la reconstrucción.

Cuidadosamente alineados en gigantescas estanterías metálicas e identificados con una chapa, los fragmentos que aún no están en su sitio aguardan hoy el momento de volver a ser capiteles, estatuas y molduras, que se tejerán con las nuevas piedras para recrear el viejo templo.

"Hay cosas que son necesarias y hay cosas que son importantes. La reconstrucción de la Frauenkirche es importante para la identidad de la ciudad", afirma Karl Ludwig Hohn, un pastor protestante que, cuando tenía 16 años, contempló el desmoronamiento de la iglesia desde el balcón de su domicilio, en una suave colina que domina una bella panorámica sobre el Elba. "Fue apocalíptico. Fue como el castigo de Sodoma y Gomorra", exclama el pastor, conduciéndome a ese mismo balcón. "La ciudad ardía, pero la iglesia estaba en pie, y eso me pareció un símbolo de que no todo estaba perdido. Un momento después, sin embargo, el edificio se había hundido", recuerda.

El pastor y su hijo, Hans Christian Hohn, son entusiastas partidarios de la reconstrucción de la iglesia. "Las ruinas tenían su función mientras los edificios del entorno no habían sido restaurados y el conjunto recordaba la guerra, pero ahora que todo ha sido renovado alrededor, la función se ha perdido", afirma Hans Christian Hohn, presidente de la Sociedad Promotora de la Reconstrucción de la Frauenkirche. Hoch es dentista y ha conseguido que los dentistas de Alemania sean el grupo profesional más activo en la reconstrucción.

"Quizá porque estamos acostumbrados a trabajar con las manos y a hacer coronas y empastes podemos apreciar mejor lo que es reconstruir una cúpula con distintas piezas", afirma. Ochocientos dentistas alemanes han entregado 1,2 millones de marcos (102 millones de pesetas) y han financiado uno de los ocho pilares del templo. "Ése sí que no tendrá caries", bromea el doctor Hoch. El presupuesto de las obras es de 250 millones de marcos (21.270 millones de pesetas) y faltan todavía 65 millones (5.530 millones de pesetas) por recaudar.

El sábado por la noche, centenares de personas, enfundadas en abrigos, desafiaban el frío para escuchar lieder de Bach, Cornelius, Haas, Pepping y Wolf. Un gigantesco andamio separaba a Peter Schreier, el tenor, y Hansjörg Albrecht, el pianista y organista, del público, sentado en una estructura provisional de madera. El andamio será eliminado cuando se construya la cúpula. La réplica de la cruz dorada original que la coronaba está ya en Dresde. Fue construida en el Reino Unido y el duque de Kent vino a donarla en 1999, como símbolo de la reconciliación europea.

Ni el frío, ni la mala visibilidad, ni el ruido, que llegan al interior de la iglesia sin vidrios en las ventanas, molestan a los alemanes, que vienen de todo el país para escuchar la música en este recinto donde Bach estrenó el órgano más maravilloso que en 1736 se pudiera imaginar.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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