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El 'catecismo' de los jueces

El Reino Unido entrega a sus magistrados una guía para que aprendan a tratar a mujeres, 'gay' y menores

Isabel Ferrer

Imponentes y vistosos en sus togas negras o rojas y sus rizadas pelucas, los jueces británicos figuran entre los más reconocibles del mundo. Su tradicional atuendo permanece inmutable y nadie cuenta con modificarlo. Por el contrario, su actitud ante los reos, imbuida a veces por estereotipos sexuales o sociales, sí debe actualizarse, y la Junta de Estudios Jurídicos ha decidido proporcionar a sus señorías una guía acerca de los profundos cambios operados en el Reino Unido. Una especie de libro de instrucción destinado a evitar que sigan considerando enfermos contagiosos a los homosexuales o madres negligentes a las que trabajan a tiempo completo.Titulada Libro de consulta acerca de la igualdad de trato, la publicación será remitida a los 4.000 jueces de Inglaterra y Gales (Escocia cuenta con su propio sistema judicial). No es una normativa de obligado cumplimiento, sino más bien una guía pensada sobre todo para los varones blancos de mediana edad y educados en colegios de pago que siguen ocupando hoy la mayoría de los juzgados nacionales. La extracción social de estos profesionales debiera carecer de interés para demandantes y demandados, pero la propia junta ha admitido que muchos de ellos siguen anclados en el pasado. De ahí que hayan acusado de "culpable por no haberse opuesto lo bastante" a una mujer violada, y de "ligera" a otra porque "cuando una mujer dice no, en realidad pretende lo contrario".

Los redactores del libro de consulta han subrayado que los jueces no pueden ejercer su profesión en el vacío, ajenos a la evolución de la sociedad a la que pertenecen. De ahí que la obra recuerde con énfasis que los estereotipos sexuales son tan ofensivos como los de la raza "y pueden influenciar un juicio y causar injusticias a la hora de la sentencia". Aunque los violadores ya no pueden interrogar a sus propias víctimas en la sala de vistas, una práctica erradicada porque presuponía en cierto modo la culpabilidad de la víctima, a los jueces se les advierte que el trauma de un asalto así puede dejar aturdida a la atacada. "La víctima podría parecer compuesta y tranquila cuando en realidad está deshecha".

Las inclinaciones sexuales son otro de los asuntos tratados a fondo en la guía. En este caso, los jueces deben saber que no existe prueba científica alguna que sugiera que la homosexualidad sea "una condición patológica y contagiosa". Tampoco predispone a la pederastia, lo mismo que un enfermo de sida no tiene por qué ser gay. En cuanto a los travestidos, el escrito señala que vestirse con la ropa del sexo opuesto "puede ser una necesidad emocional irrefrenable y no simple fetichismo".

La familia y los juicios con menores cierran la guía con dos advertencias fundamentales. En la primera, la Junta Jurídica recuerda a sus colegas que la familia tradicional ha cambiado, uno de cada cuatro niños nace ahora en el Reino Unido fuera del matrimonio, "y tan válida es la familia de un adulto como la de una madre sola que trabaja todo el día para sacar adelante a sus hijos". Cuando los menores de edad se enfrenten a un juez como acusados, su señoría deberá quitarse la toga y la peluca, y la policía, prescindir del uniforme. Para que no sean tratados como adultos, al igual que los asesinos del pequeño James Bulger, y comprendan lo que sucede, habrá que dejarles además estar cerca de su familia en la sala.

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