El Ejército acribilla a cuatro policías y un líder de Hamás en una de las peores noches de la Intifada

Cuatro policías palestinos y un dirigente del movimiento islamista Hamás resultaron ayer muertos en un nuevo rebrote de la Intifada, con lo que se elevan ya a 327 las víctimas de la revuelta que se inició el pasado 28 de septiembre.Los cuatro policías palestinos murieron en los accesos del campo de refugiados de Jan Yunes, uno de los más deprimidos y poblados de la franja de Gaza, en el transcurso de un intercambio de disparos con el Ejército israelí, que trataba de desmantelar unos parapetos para limpiar así el campo de tiro y visión. Los soldados utilizaron tanques en la operación, a la que se opusieron fuerzas policiales y civiles palestinos y que finalizó con cuatro muertos y más de 40 heridos. "Fue una noche de terror, una de las peores desde 1948", declaró Raddad Abu Ramadán, hermano de una de las víctimas. Se refería a la guerra de 1948, cuando se estableció el Estado israelí.

Mientras Gaza ardía, volvía a estallar Hebrón, otro de los puntos conflictivos habituales, donde resultó muerto a tiros un dirigente de Hamás. Tiradores de élite israelíes acabaron con la vida de Abbas Othman Awidi, de 26 años, a las puertas de su tienda, de la misma manera que dos días antes lo hicieron con un dirigente de Yihad Islámica en Nablús. Awidi había cumplido en los últimos años una larga condena en las cárceles israelíes, acusado de diversos atentados con bombas y de tráfico de armas. Las organizaciones de defensa de los derechos humanos, especialmente Law, una de las más combativas de Cisjordania, denunciaban ayer en un comunicado los nuevos métodos de lucha sucia israelí. "Incluso la guerra tiene sus propias reglas", aseguraba un miembro de la organización, recordando que es la quinta víctima palestina con este tipo de métodos selectivos. En medio de esta situación, algunas fuentes especulaban ayer con una posible visita de Bill Clinton. Por otra parte, el jefe de Hezbolá, jeque Hasan Nasrralá, confirmó ayer las negociaciones con Israel para liberar a los cuatro israelíes que tiene en su poder. Nasrralá fijo sus exigencias "humanitarias" en la puesta en libertad no sólo de los 19 presos libaneses, sino de otros detenidos árabes en cárceles israelíes, además de los mapas de minas plantadas en el sur de Líbano.