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Una fuga radiactiva obliga a parar Chernóbil 9 días antes de su clausura

El problema se ha producido en un área aislada de la central nuclear

Los últimos días de la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania, no pueden ser más accidentados. Su último reactor en funcionamiento tuvo que parar ayer de nuevo tras ser detectada una fuga de vapor radiactivo en un recinto aislado de la instalación. El reactor ya estuvo parado entre el lunes y el viernes de la semana pasada por una sobrecarga en la red eléctrica. La central está previsto que sea definitivamente clausurada el próximo día 15.

Este segundo incidente en dos semanas se produce un día antes de que el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) deba anunciar la concesión o no de un crédito de 215 millones de dólares (unos 40.000 millones de pesetas) destinado a finalizar la construcción de dos unidades nucleares en las centrales de Rovno y Jmelnitski. El único reactor que sigue en marcha en Chernóbil produce aproximadamente el 5% de la energía eléctrica de Ucrania y el Gobierno pretende asegurar la llegada del dinero antes de la solemne clausura, prevista para el día 15.El reactor fue parado ayer poco después de las once de la mañana (una hora antes en España) tras ser detectada una fuga de vapor de agua contaminada en el circuito de intercambio de calor. El problema, según fuentes de la central, quedó circunscrito a un recinto aislado de las áreas donde trabajan los operarios. "Ningún incremento de radiactividad ha sido detectado porque la fuga se ha producido en un área cerrada herméticamente, y ningún empleado ha resultado irradiado", aseguró el ingeniero Borís Baranov a la agencia France Presse. Los trabajos de reparación, agregó, se prolongarán al menos hasta el sábado.

El reactor número cuatro de la central de Chernóbil, situada a poco más de 100 kilómetros de Kiev, se salió de control la madrugada del 26 de abril de 1986 y provocó el mayor accidente nuclear civil de la historia. A pesar de la catástrofe, los otros tres reactores siguieron funcionando. El número dos quedó paralizado en 1991 tras el incendio de su turbina. El número uno se clausuró tras un acuerdo con los países industrializados. Con la paralización definitiva del número tres concluirá la próxima semana la triste historia de Chernóbil.

Su final, sin embargo, no supondrá una disminución de la dependencia de Ucrania de la energía nuclear. Pese a la oposición de la organizaciones ecologistas, muy fuertes en Ucrania porque los afectados de la catástrofe de 1986 se cuentan por centenares de miles, el Gobierno de Leonid Kuchma sigue apostando por este tipo de energía y ha forzado la concesión de un crédito para finalizar dos nuevas unidades nucleares, basadas en reactores más modernos que los de Chernóbil.

Dichos reactores, de diseño ruso, son también polémicos. Un informe del Gobierno austriaco relaciona con ellos hasta 29 problemas de seguridad, según los actuales estándares internacionales.

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