El palmeral

¿Qué estamos protegiendo?, fue la primera pregunta que me vino a la cabeza después de enterarme de la proclamación como Patrimonio de la Humanidad de los huertos de palmeras de Elche. La importancia del conjunto de huertos se fundamenta, no en la cantidad de palmeras, sino en aquello que representan. En principio, tener palmeras no tiene nada de especial. Lo que identifica verdaderamente Elche es la capacidad de integrar un paisaje agrario en un paisaje urbano.La palmera es un árbol con un sistema de cultivo y de riego característico; y la fricción huertos-ciudad ha generado un paisaje y una forma de vivir. El palmeral no es sólo un paisaje, es mucho más, es tener una cultura (antropológicamente entendida) donde observamos un cultivo, unos oficios, unas herramientas, una arquitectura, un paisaje, característicos y únicos.Ahora debemos plantearnos si es correcto el camino de convertirlos en simples parques, si es correcta la concepción que tienen de los huertos y de las palmeras aquellos que tienen que cuidarlas, si hemos de dejar morir nuestra propia cultura en beneficio de la jardinería chapucera o turística. El Patrimonio de la Humanidad, no lo olvidemos, defiende aquellas cosas únicas que no deben desaparecer bajo la excusa de la modernidad.-