Bieito afirma que su montaje para el Liceo no es un "porno show"

Calixto Bieito enciende pasiones. La respuesta del público a sus montajes no dejan a nadie indiferente: se aman o se odian. No hay término medio. El lunes debuta en el Liceo de Barcelona con su versión escénica de la ópera de Verdi Un ballo in maschera. Desde hace un mes, los rumores de lo que supuestamente hace el director de escena en este montaje abundan: que si muestra felaciones, violaciones masculinas, lluvia dorada y otras escenas de sexo explícito. Bieito asegura conocer estos rumores y afirma tajante: "Quien espere un porno show en mi montaje, se decepcionará".

Calixto Bieito lleva la acción de Un ballo in maschera, originalmente situada en el siglo XVII, a la década de los setenta del siglo XX, y se inspira en la transición española para contar la historia de conspiraciones políticas y traiciones que viven los personajes de la ópera de Verdi, de la que el director de escena recupera la versión original inspirada en el asesinato del rey Gustavo III de Suecia."Todos mis montajes se han caracterizado, por ahora, por tener una alta carga de violencia. Una violencia que es el reflejo de lo que me envuelve: un mundo violento con problemas de sexo", asegura el director de escena, para quien Verdi hace en Un ballo in maschera "una obra de extrema violencia".

"En ópera, tradicionalmente, toda esta violencia queda soterrada por unos clichés que traicionan el espíritu de la obra", dice. "Se pueden aceptar, porque en un espectáculo en vivo la gente encuentra la violencia mucho más bestia que si la ve por la televisión o en el cine. Y si es en el Liceo, todavía más. Pero yo la plasmo de forma realista y con una estética fuerte y agresiva, porque desde mi óptica la ópera lo pide. En Titus Andronicus, de Shakespeare, hay una escena en que le cortan los brazos a una chica y después la hacen cantar. ¿Soy yo el violento o es Shakespeare? En el caso de Verdi pasa lo mismo".

Según Bieito, "hay un sector del público y también teatros de ópera partidarios de mantener los clichés. De que la ópera sólo se puede hacer una manera. Yo no opinio igual, y el Liceo, que me ha contratado, tampoco. He sido muy feliz montando esta ópera y que me hayan permitido convivir durante dos meses con Verdi volando en libertad. Ir en contra de todo esto es ir en contra de la libertad creativa", asegura.

La elección de la década de los setenta y la transición española como inspiración del montaje se debe, según el director de escena, "a motivos estéticos, la época, y de energía el momento histórico". Veo Un ballo in maschera como una metáfora de la sociedad actual. No soy una persona especialmente interesada en la política. Me puede interesar la política en tanto que presiona a las personas, pero la política en sí misma, no. De esta ópera lo que me ha interesado son los personajes, y la complejidad de sus sentimientos".