Solbes propone crear un clima empresarial más propicio

Europa lleva años cuidando lo macro, pero sin micro no hay nueva economía, advierten los técnicos de Bruselas. No es que el saneamiento de las finanzas públicas sea negativo, bien al contrario, pero no basta con eso. El espíritu empresarial, la competencia, la eficacia de los mercados financieros, iniciativas eficaces en Investigación y Desarrollo (I+D), asegurar la existencia de un capital intelectual y una mano de obra cualificada y asegurar la flexibilidad del mercado de trabajo son factores tan importantes o más que la reducción del déficit público o el control de la inflación.Aunque es Estados Unidos quien marca el paso en materia de nueva economía, el retraso de Europa "no es excesivo y la distancia se podría eliminar con rapidez", opinan los servicios del comisario Pedro Solbes. "La cuestión crucial", sostienen, "es saber cómo la experiencia americana de crecimiento elevado y no inflacionista puede ser trasladada aquí".

"Aunque las políticas macroeconómicas sanas y orientadas hacia la estabilidad son necesarias para crear un entorno global más favorable a la inversión y al crecimiento económico, sólo creando las condiciones microeconómicas apropiadas en cierto número de ámbitos será posible recoger todos los beneficios de una revolución tecnológica rápida", sentencian los expertos. "Se deben eliminar los obstáculos al desarrollo y a la adopción de las nuevas tecnologías y es conveniente crear las condiciones básicas que permitan una reasignación flexible de los recursos hacia los ámbitos más dinámicos de la actividad económica en Europa", aconsejan.

Crear y "reinventar"

El desarrollo de la nueva economía está ligado a la creación de nuevas empresas o "reinventar" las que ya existen. Aunque en los últimos años han mejorado las estructuras que fomentan la creación de empresas jóvenes, persisten en Europa cargas administrativas importantes que dificultan ese objetivo.Hay que favorecer la competencia, la eficacia de los mercados de bienes y servicios. Es un factor clave para fomentar un desarrollo rápido de las nuevas telecomunicaciones, porque rompen la tendencia de los conglomerados a adaptar a su ritmo más conveniente el desarrollo tecnológico.

También la eficacia de los mercados financieros juega un papel importante: favorece la llegada de recursos a las empresas jóvenes y supone una vía de financiación mucho más eficaz que el endeudamiento tradicional. Además, la educación es imprescindible en la era digital para fomentar la participación de los jóvenes.