Bruselas prevé que la Unión Europea logre este año el crecimiento más fuerte desde 1989
Dos de cal y dos de arena. La Comisión Europea combinó buenas y malas noticias al anunciar ayer sus previsiones de otoño sobre la economía europea. Lo mejor, el crecimiento en sí mismo: la zona euro crecerá este año un 3,5%, una décima más de lo pronosticado en primavera y, sobre todo, el mejor dato en Europa desde 1989. Otro buen síntoma: se reduce el diferencial con Estados Unidos. Pero dos matices: ese diferencial adelgaza mucho menos de lo esperado y, debido a la fuerte subida del precio del petróleo en los últimos meses, la inflación se está disparando.
El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes, intentó insuflar optimismo al subrayar los valores más positivos: el crecimiento elevado, el mejor desde 1989, gracias no sólo al tirón de las exportaciones, sino a la muy buena evolución de la demanda interna; el buen comportamiento del empleo y también de los salarios; las buenas perspectivas en las previsiones para 2001 y 2002, tanto en crecimiento como en creación de empleo.Pero él mismo admitió que en su ánimo pesaba en ese momento, por encima de todo, el dolor y la tristeza que sentía por el asesinato en Barcelona de su compañero y amigo Ernest Lluch. Quizá por eso no puso disimular su contrariedad por las nubes dispersas que empañan en parte el cielo económico europeo. Desde luego la inflación y también la fortaleza de EE UU -factores que intentó minimizar-, pero sobre todo el poco ahínco de los Estados en la reducción de los déficits públicos, maquillados por los ingresos de las licencias de telefonía móvil.
- Crecimiento. La economía crecerá un 3,5% en la zona euro (una décima más de lo anunciado por Bruselas en primavera) y un 3,4% en el conjunto de la UE. Se mantienen los pronósticos para 2001 (3,2% en la zona euro y 3,1% en total) y se prevé un 3% en 2002.
El mayor crecimiento se dará en Irlanda (10,5%), Luxemburgo (7,8%) y Finlandia (4,8%). Alemania crecerá un 3,1% (dos décimas más de lo previsto hasta ahora y casi el doble del 1,6% de 1999) para estabilizarse en 2,8% en los dos próximos años. Francia cae al 3,3%, cuatro décimas menos de lo pronosticado en primavera, pero cuatro más del 2,9% de 1999. España revisa al alza una décima la previsión para llegar al 4,1%, frente al 3,4% de 1999. Pero caerá al 3,5% y el 3,3% en 2001 y 2002.
- Estados Unidos. La Comisión esperaba que Estados Unidos creciera un 3,6%, pero ahora admite que alcanzará el 5,1%. Eso significa que el diferencial con la zona euro se recorta 0,2 puntos frente a los 1,6 previstos. En 2001 seguirá creciendo más América (3,2% frente a 3,1%) en lugar de producirse al ansiado sorpasso.
- Petróleo y euro. Los dos factores han actuado con fuerza opuesta pero magnitudes semejantes. La debilidad del euro ha permitido corregir al alza el crecimiento previsto, pero el alto precio del crudo ha anulado casi todo ese beneficio al encarecer las importaciones de una materia prima vital. Ambos factores han desequilibrado la previsión de inflación. Bruselas ha utilizado para su cálculo un precio medio de 29 dólares el barril este año (frente a 17,8 en 1999), 30 dólares en 2001 y 27 en 2002 y un euro estabilizado en su actual debilidad frente al dólar.
- Inflación. La Comisión espera que los precios en la zona euro alcancen el 2,3%, medio punto más del 1,8% previsto y claramente por encima de la barrera teórica del 2% que se ha impuesto el Banco Central Europeo. El pronóstico para 2001 reduce la inflación a 2,2% y en 2002 entra otra vez en el ortodoxo 1,9%.
- Tipos de interés. El BCE ha aumentado los tipos a corto en 2,25 puntos desde noviembre de 1999, para sostener la paridad del euro, pero sobre todo para controlar la inflación. Pero los tipos a largo se han reducido algo, en lo que la Comisión interpreta como una de las mejores señales de confianza del mercado hacia la zona euro. El diferencial entre los tipos a largo del euro y del dólar se ha reducido de los 1,1 puntos de principios de año a 0,6 puntos en octubre.
- Los candidatos del Este. Los países de Europa del Este casi doblarán su ritmo de crecimiento, al pasar de una tasa global del 2,2% en 1999 al 4,2% en este ejercicio. El buen comportamiento de los mayores países (Polonia, República Checa, Hungría y Rumania) es la base de ese éxito.
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