Fuertes divergencias en el inicio de la cumbre por el Plan Colombia
ENVIADOS ESPECIALESLejos de haber consolidado el crecimiento económico y la democracia arrebatada por las dictaduras militares de los años setenta y ochenta o los conflictos armados de décadas anteriores, buena parte de las naciones de América Latina y el Caribe acudieron a la X Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno sacudidas todavía por crisis financieras, institucionales o conflictos armados. Una de las estrellas de la reunión será, pues, el denominado Plan Colombia.
El Gobierno de Bogotá llegó un tanto molesto con Panamá, el país anfitrión, que ha convocado una reunión de ministros de Defensa de los países limítrofes de Colombia, temerosos de ser salpicados por los eventuales efectos negativos del Plan Colombia.Sendos discursos de Mireya Moscoso, presidenta de Panamá, y del líder cubano, Fidel Castro, que llegó de verde olivo a mediodía (hora local), abrieron ayer una cita que congregó a jefes de Estado y de Gobierno de 21 países, entre ellos los de Colombia, Argentina, Ecuador, Paraguay o Paraguay, acechados por problemas sociales, políticos y económicos.
El gobernante venezolano, Hugo Chávez, aterrizó precedido por las inundaciones en el Estado de Vargas y por la espada de oro y diamantes del libertador americano Simón Bolívar, que será exhibida por las calles de Ciudad de Panamá. "Libertad y justicia para nuestros pueblos", pidió el nuevo jefe bolivariano.
Si bien el asunto central de la cumbre es el abandono que sufren 40 millones de niños y adolescentes, las discusiones bilaterales ocuparon buen espacio en las agendas presidenciales. El ministro colombiano de Exteriores, Guillermo Fernández, protestó por no haber sido tenido en cuenta en la cita organizada para enero por Panamá con Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela, que comparten 6.341 kilómetros de fronteras con Colombia. "Para Colombia es inconcebible una reunión de ministros de Defensa de países limítrofes sin Colombia", dijo. "Esto representa, por decir lo menos, una falta de respeto para un país que requiere de solidaridad y de cooperación, pero no este tipo de acciones".
A partir del próximo mes, se aplicará el Plan Colombia: cerca de 7.500 millones de dólares en helicópteros y diversos equipo, financiados en parte por Estados Unidos y la Unión Europea.
Concebido teóricamente para combatir el narcotráfico en zonas donde actúan las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN), ha sido denunciado por la guerrilla como tapadera de una progresiva intervención militar estadounidense. Los plantíos de coca, y el peaje cobrado a los narcotraficantes por las FARC y el ELN, constituyen una multimillonaria fuente de ingresos de una guerrillas que abrieron fuego hace más de tres décadas.
Funcionarios de los Gobiernos de los países fronterizos reiteraron en Panamá su temor a que la ejecución militar del plan alcance a sus territorios, bien con un éxodo masivo de colombianos, o convirtiéndolos en una ampliación de la zona de operaciones. No descartan, además, que si el programa tuviera éxito, los carteles comiencen a operar en las naciones vecinas.
Las resistencias al plan, de todas formas, son menos fuertes en los casos de Perú y Brasil, proclives a la mano dura contra la guerrilla. Chávez, cuyas conciliadoras declaraciones hacia las FARC molestaron se opone radicalmente. "Va a ser muy difícil un entendimiento entre Chávez y Pastrana", pronosticó una fuente diplomática.
El Gobierno de Panamá, que hasta hace un mes había desdeñado públicamente los movimientos de las guerrillas y paramilitares colombianos detectados en la divisoria del Darién, alzó su voz y reforzó sus fronteras después de una cruenta incursión paramilitar en suelo nacional, concretamente en el pueblo de Nazareth, hace poco más de un mes. "No descartamos que si las cosas se complican, el Gobierno facilite el regreso de tropas norteamericanas a Panamá previa campaña", señala un portavoz de la oposición.
Ecuador, cercano a la región del Putumayo, la primera a fumigar por el Plan Colombia, acusa ya las repercusiones de los combates entre las FARC y los paramilitares, y más de 2000 campesinos e indígenas cruzaron los 586 kilómetros de frontera para huir de los enfrentamientos.
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