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Unas cuentas con escaso margen de maniobra

Es seguro que el proyecto presentado ayer por la Diputación no se gestionará el año próximo en Álava. Con toda probabilidad, la oposición rechazará los 50.426 millones de pesetas (303 millones de euros) de gasto propio que ha previsto el gobierno de Ramón Rabanera. Sin embargo, la elaboración de los presupuestos de 2001 tiene un escaso margen de maniobra. Para el próximo ejercicio hay una serie de condicionantes y compromisos que impiden realizar inversiones novedosas.Por un lado, la Diputación deberá afrontar el año próximo las repercusiones negativas que deja la Ley de Aportaciones en Álava (en Guipúzcoa ocurrirá algo similar), y que en principio le recortará en gasto en 3.725 millones (afectará tanto al gobierno foral como a los ayuntamientos). La Hacienda foral debe aportar al Gobierno vasco 138.000 millones, un 10,4% más que el año pasado, y contribuirá al cupo que se paga al Estado con 30.000 millones, un 17,6% más que en 2000.

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Además, hay una actuación ya comprometida desde la legislatura anterior: el Museo Vasco de Arte Contemporáneo, que la Diputación ha bautizado como Artium. Terminará de construirse en verano y necesitará las primeras partidas para ponerlo en marcha y mantenerlo. También los gastos de personal crecerán el año próximo como consecuencia, por una parte, del compromiso de avanzar hacia la jornada laboral de 35 horas de los empleados de la Diputación y, además, porque en 2001 está previsto que los trabajadores del Instituto Foral de Bienestar Social se conviertan en funcionarios.

Ante estos compromisos, a la Diputación le queda un margen de maniobra escaso. Según el proyecto presentado ayer en las Juntas Generales, la mayoría de los departamentos experimentarán un descenso en sus gastos. Sólo aumentan en tres: Cultura (un 27,5%, como consecuencia de la puesta en marcha del Artium), Bienestar Social (un 11,2%, por la conversión en funcionarios de los cientos de empleados del servicio y la puesta en funcionamiento de una nueva residencia para mayores en Vitoria), y Hacienda por la amortización de unos bonos que tienen un efecto más contable que real.

Las inversiones también se ven afectadas. Se quedan en 19.222 millones, frente a los 22.000 del año anterior. Aun así, el diputado de Hacienda, Juan Antonio Zárate, defendió ayer el proyecto como "un presupuesto social", que será, si llega a prosperar, "el segundo en volumen inversor de la historia de la Diputación".

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