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Inundaciones y encierros

En junio pasado, cuando la compañía estadounidense PE Celera Genomics y el Consorcio Público para el Proyecto Genoma Humano anunciaron sendos borradores de la secuencia completa del código genético humano, aseguraron que en septiembre los datos serían publicados en revistas científicas internacionales. Septiembre pasó, y también octubre. Y los datos todavía no se han hecho públicos. Mientras, la expectación crece y se han disparado los rumores.El Consorcio Público, integrado fundamentalmente por centros británicos y estadounidenses, entre ellos el Sanger Centre, atribuye el retraso a una "mejora de la calidad" de la secuencia y prevé su publicación para "enero o febrero". Aspectos técnicos en las anotaciones (la traducción del conjunto de letras o pares de bases químicas en un gen), además de las inundaciones padecidas en las últimas semanas en las islas británicas, explicarían el retraso. Las lluvias afectaron al propio Sanger Centre, donde los investigadores vieron cómo el agua alcanzaba casi un metro de altura en la sala de secuenciadores. Afortunadamente, explica Ian Dunham, en uno de ellos, "pudo salvarse" el arsenal biológico acumulado.

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Por otra parte, en Celera parecen dispuestos a romper de nuevo la baraja. Según los rumores que circulan, los investigadores contratados por la empresa están encerrados a cal y canto sin posibilidad apenas de comunicarse con el exterior. Entre ellos está el bioinformático español Roderic Guigó, quien hace ya unos meses proporcionó a Celera una aplicación informática que permitió convertir las bases de datos del genoma de la popular mosca del vinagre en un mapa asequible para los científicos. Al parecer, Celera está interesada en utilizar el mismo programa para elaborar el mapa del genoma humano.

En cualquier caso, en Celera también andan con retraso. En los mentideros científicos se especula que sus programas "o acaban de dar con los genes", lo cual confirmaría la estimación a la baja efectuada desde el Consorcio Público o, lo que es lo mismo, que hay muchos menos genes que los previstos. Ello habría abierto las puertas, según las mismas fuentes, al uso de nuevos programas informáticos dedicados a predecir genes, uno de ellos desarrollado por Guigó y basado en algoritmos que simulan el mecanismo empleado por las células en el reconocimiento de genes. Aunque su eficacia es menor -Guigó la cifraba en poco más del 30% el verano pasado- es uno de los programas más rápidos de la bioinformática.

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