La pena de muerte afecta a las relaciones con Washington

La fisura que la pena de muerte produce en las relaciones entre Alemania y Estados Unidos puede hacerse más profunda si el próximo presidente norteamericano es George W. Bush, que como gobernador de Texas ha sido poco dado a la clemencia con los condenados a la pena capital. Con la pena de muerte está relacionada la primera demanda interpuesta jamás por el Gobierno federal alemán contra el Gobierno de EE UU en el Tribunal Internacional de la Haya. La vista de la causa comenzará el próximo lunes en aquella ciudad holandesa.El Gobierno alemán presentó la demanda en marzo tras la ejecución en el Estado de Arizona del ciudadano alemán Karl LaGrand, de 35 años. El Gobierno del canciller Gerhard Schröder esperaba así evitar la ejecución de Walter LaGrand, el hermano de Karl. Los representantes alemanes no objetan directamente contra la pena de muerte en territorio norteamericano (que no es objeto de derecho internacional), sino que denuncian la violación de los derechos de los hermanos LaGrand a recibir asistencia consular y legal de acuerdo con las normas del derecho internacional de la Convención sobre relaciones consulares de Viena, que ha sido firmada también por EE UU.

La demanda no sirvió para evitarle a Walter LaGrand la cámara de gas y los verdugos de Arizona ejecutaron la sentencia, que, según medios del Ministerio de Exteriores alemán, tal vez hubiera podido evitarse si los hermanos LaGrand, hijos de una súbdita alemana y un militar estadounidense, hubieran recibido el apoyo necesario para organizar mejor su defensa.

Karl y Walter LaGrand fueron condenados por un asesinato cometido en 1982 y han sido los primeros alemanes ejecutados en EE UU tras la segunda guerra mundial.