La nueva Intifada suma otros cinco palestinos muertos

El Ejército de Israel se encuentra en situación de máxima alerta en la frontera norte del país después de que en la madrugada del sábado se registrara un incidente con un comando guerrillero islamista, que trató de forzar la alambrada internacional y adentrarse en el interior. Aunque los soldados del Tahal lograron desbaratar la operación, el mando militar israelí teme que éste sea un primer intento de las fuerzas fundamentalistas libanesas por abrir un nuevo frente de guerra en Israel, tratando así de ayudar a la Intifada palestina, que ayer se cobró otros 5 muertos y más de cien heridos.

Bombardeos de helicópteros

Los cañones israelíes volvieron en la noche del viernes al sábado a disparar en el sur de Líbano. Era la respuesta a un intento de infiltración protagonizado por un comando islamista. La operación, llevada a cabo por un grupo de tres hombres vestidos de civil, pudo ser abortada a tiempo por los soldados hebreos, que consiguieron abatir a uno de los milicianos, mientras los otros emprendían la huida. Junto al cuerpo del atacante se encontraron explosivos, unas pinzas para cortar las alambradas y comida, como si el combatiente se dispusiera a efectuar un largo viaje por el interior del país.El suceso no es una simple anécdota. Éste es el primer incidente serio que se produce en la frontera internacional entre Líbano e Israel, después de que el pasado mayo las fuerzas hebreas decidieran retirarse del sur de Líbano, abriendo así una tregua con la guerrilla islamista que desde hace 22 años actúa en la zona.

El mando del Ejército ha colocado en situación de máxima alerta a las tropas del norte. Al tiempo, mantiene una actitud de prudencia y evita incluso dar nombre al atacante, aunque oficiosamente aseguraba ayer que el comando pertenecía a la guerrilla fundamentalista Hezbolá.

Este intento de infiltración es un factor más de intranquilidad para el Ejército israelí, que hasta ahora permanecía absorto en aplacar la revuelta palestina, que ayer cumplió 23 días y que suma ya 127 muertos y más de 3.500 heridos. En el nuevo parte de bajas se incluían ayer los nombres de otros cinco palestinos, cuatro de ellos muertos en Cisjordania y un quinto en la franja de Gaza.

Los enfrentamientos de esta nueva Intifada continuaban ayer en los escenarios habituales, Ramala, Gaza, Hebrón, Nablús y Jenín, aunque los puntos más tensos continuaban siendo las aldeas de Beirt Djala y Beit Shaur, que flanquean la ciudad de Belén, a las puertas de Jerusalén. Desde hace dos días la población civil se prepara para lo peor y se dispone a soportar el bombardeo de los helicópteros israelíes como respuesta a los ataques sufridos por la población judía del barrio vecino de Gilo, al oeste de la Ciudad Santa."Nos hemos pasado todo el día con los ojos puestos en la televisión, mirando la cumbre de la Liga Árabe y los oídos pegados a la ventana, tratando de descubrir la llegada de los helicópteros", aseguraba ayer un vecino de Beit Djala. Este hombre es uno de los que han decidido no abandonar su pueblo. Llegada la noche, este resistente, como otros muchos convencinos, soportó el fuego de las ametralladoras de los helicópteros que sobrevolaron la población mientras los milicianos de Tanzim llamaban a arrebato general con una salva de disparos.

Pero en Beit Djala no todos son héroes. Algunos habitantes han preferido cambiar de domicilio en las últimas horas buscando refugio en el interior de Belén, en casa de parientes o de amigos, sobre todo después de que un carro de combate israelí disparara horas antes un obús a modo de advertencia. Los amantes de las estadísticas dicen que éste ha sido el primer disparo de obús por un blindado dentro de Israel en los últimos 50 años.

La sensación de desmoronamiento es total en la zona. A la escalada continuada de incidentes se le suman ahora las amenazas del primer ministro, Ehud Barak, de dejar en suspenso el proceso de paz. Aunque Barak no tomará una decisión oficial hasta el fin de la cumbre de la Liga Árabe, han empezado ya a escucharse voces en su contra, incluidas las de algún miembro de su propio Gabinete, como la del ministro de Justicia, Yossi Beilin, que podría acabar convirtiéndose en el último pacifista del Ejecutivo israelí.

"El proceso de paz no es un partido de baloncesto y no soporta pausas", ha afirmado por la radio Beilin. El ministro ha recalcado que "sería un grave error para todos nosotros hacer una pausa en el proceso de paz", ya que daría la sensación de que Israel "cierra la puerta de la paz". El ministro de Justicia atacó asimismo los proyectos del Gobierno de Barak de imponer una separación física y por la fuerza a los dos pueblos, ya que, en su opinión, esto no haría otra cosa que "reavivar tensiones".

El ministro recalcó que una separación física de los dos pueblos, además, no es realista, dados los lazos económicos y financieros que unen desde hace largo tiempo a israelíes y palestinos.