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GERONTOLOGÍA Un estudio demográfico descubre nuevas fronteras de la longevidad

El límite máximo de la vida humana está aumentando y supera los 120 años

La edad de fallecimiento más avanzada para los humanos lleva aumentando más de un siglo y no presenta signos de estabilizarse, según el demógrafo estadounidense John Wilmoth, que publica su trabajo en la revista Science. El hallazgo está basado en los registros de fallecimientos anuales suecos desde 1861 y pone en tela de juicio la idea de muchos científicos de que la longevidad en los humanos es una constante y tiene su punto máximo en los 120 años. En opinión de Wilmoth, la idea de que el límite esté en esa edad es una leyenda que carece de base científica.

Números de la nada

El equipo de Wilmoth, profesor de demografía en la Universidad de California en Berkeley (EE UU), ha demostrado que, en la década de 1860 en Suecia, la longevidad máxima estaba en los 101 años. Esa edad máxima media aumentó lentamente a lo largo del siglo hasta aproximadamente 105 años en la década de 1960 y después se aceleró hasta los 108 en la de 1990."Hemos demostrado que la longevidad máxima está cambiando. No es una constante biológica. Si esto puede continuar o no indefinidamente es difícil de decir. No hay todavía indicios de que la tendencia al aumento se esté ralentizando", afirma Wilmoth. En su opinión, la estadística demográfica sueca -considerada la mejor del mundo- es un buen indicativo de las tendencias en otros países industrializados. Hasta ahora, no había pruebas de que la longevidad o edad máxima en el momento de la defunción estuviese aumentando.

Mejoras médicas

"Sin embargo, el progreso humano es real", declaró. "Con el tiempo estamos cambiando los límites de la longevidad humana". Para los individuos que viven en la actualidad, la actual longevidad hace que sea raro vivir hasta los 110 años, según Wilmoth. "Pero futuras generaciones podrían tener un límite más alto".

Dichas declaraciones se oponen a recientes predicciones de otros expertos en el campo cuya teoría es que la longevidad humana está limitada a 115 o 120 años. "Esos números están sacados de la nada", contestó Wilmoth. "No hay una base científica sobre la que calcular un límite superior fijo. Ya sean 115 o 120 años, es una leyenda creada por científicos que se citan unos a otros".Los registros indican que la edad de defunción en Suecia está aumentando desde hace 138 años. Esta tendencia se aceleró alrededor de 1970, cuando se dobló el ritmo de aumento de la longevidad, desde menos de un año cada dos décadas hasta más de uno por década. Esto se debe a los avances médicos y sanitarios a lo largo del siglo, afirmó Wilmoth, cuyo análisis descartó como factor el simple aumento de la población.

Algunos científicos habían pensado que el aumento del número de ancianos se debía a una base de población más amplia, pero los datos de Wilmoth demuestran que la principal causa es el aumento de la supervivencia después de los 70 años.

A comienzos de siglo, el aumento de la esperanza de vida se debió probablemente a medidas de sanidad pública, como mejores servicios sanitarios, un suministro de agua más seguro y el control de las enfermedades infecciosas.

Aunque se sabe que estas medidas aumentaron la esperanza de vida (la edad media en el momento del fallecimiento) especialmente porque disminuían la mortandad infantil, Wilmoth cree que la mejora de la sanidad pública también aumentó la edad máxima de defunción al crear una población más sana en la vejez. "Los ancianos de hoy se benefician del hecho de que no padecieron de jóvenes tantas enfermedades como en generaciones pasadas, y estos cambios se produjeron en los últimos 80 o 100 años", explicó.

En cuanto al acelerón experimentado en 1970, los datos de Wilmoth muestran que la supervivencia después de los 70 años se debía abrumadoramente a la mejora de la práctica médica en lo referente a las enfermedades cardiacas y el infarto cerebral, al abandono del hábito de fumar, y a la fabricación de nuevos medicamentos.Wilmoth analizó también la edad de defunción para los individuos que vivían más tiempo a partir de cada cohorte anual de nacimiento entre 1756 y 1884, y descubrió una tendencia similar en la longevidad. La persona que más vivió de 1756, por ejemplo, murió en 1857, a la edad de 101 años, mientras que la persona nacida en 1884 que más vivió murió en 1993, a los 109.

En el mundo actual, "hay unas dos docenas de casos documentados de personas con más de 110 años; un puñado de hombres y unos cuantos puñados de mujeres", dice Wilmoth. La diferencia sexual en longevidad es mucho menor que en esperanza de vida.

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