_
_
_
_

Machos en apuros

Javier Sampedro

Por muchas fluctuaciones históricas que sufra la proporción entre sexos, el número de niños recién nacidos siempre es mayor que el de niñas. El promedio mundial es de 105 niños por cada 100 niñas (es decir, 51,2% a 48,8%). Este ligero desequilibrio numérico es una propiedad de nuestra especie, y sus raíces han de buscarse en la adaptación evolutiva.Como muchas otras especies de mamíferos, los humanos somos sexualmente dimórficos: los machos son en promedio más grandes que las hembras. Una consecuencia de ello es que gestar y criar un macho suele resultar bastante engorroso, sobre todo cuando las condiciones no son óptimas: por ejemplo, porque el alimento escasee. No sólo los embriones masculinos mueren en el útero más fácilmente que los femeninos, sino que los niños y los hombres adultos suelen morirse antes que las niñas y las mujeres.

Más información
El retraso de la maternidad provoca que cada vez nazcan menos varones en España

La evolución ha compensado estas servidumbres del sexo fuerte dando a los embriones masculinos algunas ventajas de salida: un mayor número de óvulos son fecundados por espermatozoides con el cromosoma Y (para compensar por los abortos espontáneos) nacen más niños que niñas (para compensar por las muertes prematuras).

De hecho, la razón por la que la proporción de nacimientos de varones creció en España entre 1945 y 1980 es que, a lo largo de ese periodo, la obstetricia experimentó una constante mejora, y los dificultosos fetos masculinos disfrutaron de una creciente probabilidad de superar con vida el periodo de gestación.

Una paradoja: el equipo de Gutiérrez-Adán, que ha aclarado un enigma de la reproducción humana, pertenece al Departamento de Reproducción Animal y Recursos Zoogenéticos del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias y Alimentarias. Al menos, su trabajo se publicará en el número de octubre de Human Biology.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_