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FERIA DE SALAMANCA

El quinto, no matar

Otras ferias

Valdefresno / Padilla, Rivera, Guerra

Cuatro toros de Valdefresno, y 2º y 3º de Fraile-Mazas: agradables de cabeza, deslucidos y descastados; 3º peligroso y 5º bueno. Juan José Padilla: silencio en los dos. Rivera Ordóñez: aviso y silencio; aviso y ovación. Julián Guerra: palmas; aviso y silencio. Plaza de la Glorieta, 13 de septiembre, 2ª corrida de feria. Menos de media entrada.

Si contamos, que lo hemos hecho, las entradas a matar que hicieron los toreros, alcanzamos la nada insignificante cifra de 18. Si contabilizamos los intentos de descabello que se pusieron en escena llegamos a los 12. Es verdad que el quinto mandamiento prohíbe matar, pero eso no atañe a los toros. De los toros no se dijo nada en ningún momento, pero se aplica a ellos también sin pararse a hacer una elemental consideración: que peor que matar es hacérselas pasar canutas a los pobres bichos.Por ejemplo, Rivera: llegó el quinto toro, que escarbaba pero era noblón, y de golpe y porrazo Rivera se pone a torear, a ligar y a templar en muy poquito terreno; sin carreras entre pase y pase; o sea, girando los talones y quedando colocado de un muletazo a otro. Todo el mundo frotándose las manos. Bueno, pues llegar la hora de montar la espada, desplegar toda la colección de tics que atesora y liarse a pinchar, fue todo uno. O sea, que la pringó.

Fue realmente el momento más interesante de la tarde, porque Juan José Padilla, que sustituía a El Califa, como si no hubiera estado. Desangeladísimo en su primero y breve (menos matando) en el cuarto.

Julián Guerra sustituyó a El Cordobés y tuvo en la mano haber podido cortar una oreja pero le pasó lo que a Rivera, que se le esfumó. En su primero, con evidente peligro, estuvo tenso y valentón pero sin la suficiente decisión. El sexto era de otra condición. No es que fuese esa perita en dulce pero era muy diferente al anterior. Iba un tanto a la trágala a la muleta, pero pasados los primeros instantes de agarrotamiento, el matador le bajó la mano derecha, le dejó puesta la muleta y le ligó un par de tandas estimables. Se fue serenando poco a poco y repitió otra serie. Los naturales carecieron de ajuste porque el toro se le quedaba a medias y se ponía a mirarle. Volvió a los derechazos, quiso enardecer un poco a base de tirar los trastos y contonearse ante el toro, pero "adornos" así, que ni le van ni lo siente, originan en su caso el efecto contrario. Hubo una serie más de pasables naturales y después, el mal aplicado quinto mandamiento volvió a hacer acto de presencia.

Otras corridas de feria celebradas ayer, según informa Efe:Valladolid. Lleno. Tres toros de Torrealta y tres de Martelilla, muy blandos, nobles. Enrique Ponce, ovación y oreja. José Tomás, dos orejas; aviso y ovación. El Juli, ovación y dos orejas.

Albacete. Tres cuartos de entrada. Cinco toros de Torrealta y cuarto de Guadalest, faltos de fuerza y de raza, nobles. Joselito, ovación y oreja. Manuel Caballero, palmas y dos orejas. Miguel Abellán, oreja y dos orejas.

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