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Alemania debate cómo gastar los billones por licencias para móviles

La espléndida recaudación que la subasta de licencias de telefonía móvil multimedia dejará en Alemania ha suscitado un encendido debate. ¿Cuál debe de ser el destino de los 7,2 billones de pesetas que hasta ayer prometen ingresar en las arcas públicas? Mientras el Gobierno calcula en cuánto reducirá la deuda pública (130 billones de pesetas), aumenta la presión de distintos sectores para que una parte de los ingresos del filón del móvil se destine a gasto social, de infraestructuras, e incluso a reducir impuestos.

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Nunca antes la adjucación de algo tan técnico como una frecuencia había levantado tanto interés. Para los gobiernos, la nueva tecnología tiene un beneficio inmediato. Las espléndidas recaudaciones servirán para enjugar su déficit. La Unión Europea lo recomienda. La recaudación provisional de la subasta que se efectúa estos días en Alemania para conceder entre cuatro y seis licencias de telefonía móvil alcanza ya los 7,2 billones de pesetas y permitirá al Estado ahorrarse cada año unos 3.000 millones de marcos (250.000 millones de pesetas) en el pago de intereses de la deuda pública.La magnitud de los beneficios recogidos por esta subasta, sin embargo, ha desencadenado el debate sobre si no sería más conveniente que el Gobierno de Gerhard Schröder destinara parte del dinero a gasto social y a infraestructura. O invertir en investigación y educación. Otros proponen que la bonanza del móvil se destine a reformar el mercado laboral y el sistema de pensiones. El Ejecutivo alemán dice que no. La razón hay que buscarla, según los analistas, en que la subasta proporciona a los gobiernos un herramienta demasiado valiosa: si mejoran los balances presupuestarios ahora, podrán sobrevivir sin tocar los impuestos en tiempos de recesión.

Lo que ocurre en Alemania amenaza con extenderse por toda Europa a medida que se celebren las subastas. La mayoría de los países europeos ha escogido la puja -quien más paga, y en efectivo, gana- frente al del concurso basado en promesas de inversión de las operadoras.

La diferencia no sólo está en la forma. El concurso para conceder en marzo cuatro licencias UMTS dejó en España 86.000 millones de pesetas, es decir, 2.200 pesetas por habitante. A cada ciudadano del Reino Unido -donde se recogieron 6,5 billones de pesetas por la subasta de cinco licencias- le tocan 106.484 pesetas. A un alemán le tocarían por ahora 81.196. Cada vez más países se apuntan a la puja (Bélgica y Dinamarca) o recurren al concurso con variaciones que garanticen más ingresos (Italia o Francia).

¿Por qué estas licencias son tan valiosas? Desde el año que viene, la tecnología de tercera generación UMTS (Universal Mobile Telecommunications System) permitirá a los usuarios de un móvil navegar por Internet a alta velocidad, consultar las cotizaciones bursátiles en tiempo real y, a la larga, hasta ver vídeos. En principio, ninguna operadora de las grandes puede permitirse el lujo de no explotar el móvil del futuro. Se quejan, pero están dispuestas a pagar lo que sea.Mientras, los gobiernos vigilan atentos los pasos que se dan en Alemania, donde la subasta da los últimos coletazos en un antiguo barracón del Ejército estadounidense. "El límite a partir del cual el dolor es insoportable" ha llegado para los candidatos, afirmó ayer Klaus-Dieter Scheurle, presidente de la autoridad que regula las telecomunicaciones en ese país. Tras 12 días y 150 rondas, la puja alcanzó ayer los 43.798 millones de euros (7,2 billones de pesetas). El grupo formado por Telefónica y la finlandesa Sonera ha ofrecido ya 1,22 billones de pesetas por dos de los 12 bloques de frecuencias a la venta. Sus competidores son Viag (participada por BT), Mobilcom (France Télécom), Mannesmann (Vodafone), E-Plus (con la holandesa KPN) y T-Mobil (Deutsche Telekom).

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