"Estamos dispuestos a hipotecar el poder en favor de la paz"
ridEstá a gusto en su nueva responsabilidad como ministro de Exteriores de Israel y se le nota. Shlomo Ben Ami, de 57 años, ha venido a España para promover las tesis de su país sobre el proceso de paz con los palestinos después de Camp David. El que fuera embajador en Madrid (1987-91) contagia su entusiasmo cuando habla de las perspectivas de un acuerdo definitivo, pero no oculta las dificultades que ambos pueblos afrontan. "Sólo con un corazón roto se puede llegar a la paz", asegura. Aun así cree que ha llegado el momento. Su esperanza es que se logre "en un mes o mes y medio", porque si no habrá "un colapso en la estabilidad regional". Y para demostrar su compromiso, ofrece la disposición de su Gobierno "a hipotecar el poder en favor de la historia y de la paz".
Pregunta. No ha mostrado usted mucho entusiasmo ante la propuesta del ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, para conmemorar el 10º aniversario de la Conferencia de Paz de Madrid...
Respuesta. El proceso en su fase actual, tanto en su vertiente siria como en su vertiente palestina, emana de la Conferencia de Madrid. Desde luego es un marco vital que hay que respetar y nunca descartaremos una conmemoración, pero al mismo tiempo estamos trabajando en un espacio de tiempo muy limitado y el proceso se ha alargado demasiado. Tenemos que evitar enamorarnos en exceso del mismo. El proceso, al fin y al cabo, no es la meta. La meta es tomar una decisión y nosotros creemos que a estas alturas, y después de Camp David, hemos cristalizado los temas de tal manera que es hora de tomar decisiones, sin descartar lo que podría ser la actitud visionaria del Gobierno español en octubre de 2001. Pero yo espero que estemos en paz en un mes o mes y medio. Es una falacia muy característica de la cultura mesooriental, nuestra y de los árabes, pensar que si insisto y persisto tendré un mejor negocio. No lo van a tener. Lo más probable es que haya un colapso de la estabilidad regional. ¿De verdad algún observador serio de nuestra realidad piensa que es posible un Gobierno israelí más creativo, con más coraje, con más capacidad de afrontar las cuestiones más difíciles de este proceso, que el Gobierno Barak? Lo más probable es que después del Gobierno Barak venga un gobierno de unión nacional con la derecha. Lo más probable es que después de Arafat no haya un líder de esa capacidad, de esa envergadura de liderazgo. Lo más probable es que después de Clinton no haya ningún presidente americano que esté dispuesto a implicarse de esta manera en el proceso. Ésas son las bases de nuestra posición. Tenemos que concentrar las energías y llegar a un acuerdo ahora, no en un año y medio. Porque en un año y medio nadie sabe cuál será la situación política de los palestinos, la nuestra, la de Estados Unidos, si Irán habrá pasado ya a la era nuclear, cuál será la situación en Irak. No estamos trabajando en una situación de laboratorio.
P. ¿Por eso mencionó en Barcelona unas negociaciones con los palestinos para preparar otra cumbre "breve" y "decisiva"? ¿En qué estadio están esas negociaciones?
R. Claro. Están bien. Estamos trabajando con los palestinos. Yo mismo vuelvo el lunes y me incorporo directamente a unos contactos discretos que estamos manteniendo con ellos y con los americanos, cuyo mediador [Dennis Ross] llega el domingo o lunes a Israel. Creo que tenemos que articular lo que yo llamaría la memoria colectiva de Camp David. Todo aquello que se ha producido en Camp David articularlo en una especie de preacuerdos. Simultáneamente, seguir los contactos en torno a la cuestión de Jerusalén, invitando a nuestros amigos palestinos a que respondan a nuestra creatividad. Nosotros en Camp David hemos avanzado ideas. Clinton ha avanzado ideas. Todas han sido rechazadas por los palestinos. Y todo este proceso podría converger en una cumbre a lo largo del mes de septiembre. Pero que conste que nosotros no funcionamos bajo la amenaza del 13 de septiembre. No creemos que en esa fecha vaya a ser un Armagedón.
La parte europea, y en concreto la parte española, tiene una riqueza de conocimientos de la realidad del Medio Oriente envidiable. El rey de España -y a través suyo el Gobierno español- tiene unas relaciones privilegiadas, tanto personal como políticamente, con algunos países árabes que espero que sean puestas al servicio de la causa de la paz en este momento.
P. ¿Por qué temen ustedes la declaración de independencia unilateral el 13 de septiembre?
R. Primero, nosotros no tenemos ningún temor. Estamos solamente preocupados por la estabilidad regional. Vale la pena preguntarse sobre qué territorio van a hacer la declaración de independencia, porque efectivamente controlan el 20% del territorio. ¿Es sobre ese 20% o sobre la frontera del 67? Porque eso va contra lo que he llamado la memoria colectiva de Camp David. ¿Qué hacemos? Se crea un laberinto que a lo mejor nos obliga a nosostros a asumir también decisiones unilaterales. ¿Qué quieren? ¿Volver al proceso de paz dentro de uno o dos años con otro Gobierno israelí, con más asentamientos? ¿Eso es lo que quieren? Es un disparate. Quiero aclarar que nosotros no tenemos ningún temor. También ellos son soberanos para tomar sus decisiones, pero tendrán luego que asumir las consecuencias. Y eso lo digo desde la postura de que tanto yo personalmente, como nuestro Gobierno, respetamos el derecho de autodeterminación del pueblo palestino y lo queremos incorporar en un acuerdo consensuado.
P. ¿Le ha molestado que el ministro Piqué expresara de forma tan clara la disposición de España a reconocer el Estado palestino tan pronto como se declare?
R. No, no... [se toma un momento de reflexión]. España es un país soberano, con un peso europeo y global extraordinario, que tiene pleno derecho a definir su política exterior. Yo lo único que puedo tener es respeto por las decisiones del Gobierno español. No obstante, es mi deber al mismo tiempo avanzar nuestra visión de que todo reconocimiento unilateral [del Estado palestino] sería perjudicial para la causa de la paz. Espero que los ministros de Asuntos Exteriores europeos, en su reunión en Évian, al mismo tiempo que nos ayuden a avanzar ideas en torno a este proceso asuman que una declaración unilateral por parte de los palestinos podría desencadenar procesos incontrolables en la zona. Por lo cual tenemos todos que ser muy prudentes y hacer esfuerzos para culminar estos contactos en una cumbre, como dije antes, corta y decisiva. Cumbre de líderes. Es el momento del liderazgo. Para asumir decisiones fáciles no se necesitan grandes líderes. Ahora hay que asumir decisiones difíciles. Si alguien piensa que este proceso culminará en una paz sin agonía, no sabe de lo que habla. Sólo con un corazón roto se puede llegar a la paz. Nosotros llegaremos a ella, probablemente con una sociedad dividida. El que aspira a un consenso pleno nunca llegará a la paz. Nuestro Gobierno está dispuesto a ir a veces contra el consenso político. Y eso lo tiene que entender también Arafat. No habrá paz fácil.
P. ¿Está usted convencido de que tienen a ese líder?
R. Sin duda. Barak, una persona con unos nervios de acero y con una capacidad extraordinaria, a veces sin sentido político, y eso es lo bueno de su persona. Es ahí donde ha surgido la alianza entre él y yo. Nosotros no hemos venido a la política para ocupar sillas. La política como tal es una pesadilla. Lo único que la justifica es hacer algo bueno. Y ahora nuestro objetivo es llegar a un acuerdo de paz, y yo si fuera lo último que hiciera en política, firmaría ahora mismo.
P. Sin embargo, el Gobierno de Barak se encuentra en una situación de debilidad. ¿Qué posibilidades tiene de reconstruir la coalición sin tener que llegar a un Gobierno de unión nacional?
R. Estamos haciendo esfuerzos titánicos. Tenemos la capacidad de formar un Gobierno de empate, [con el apoyo] de 60 diputados, 10 de los cuales, los árabes, estarían fuera. Bastante problemático. Existe también la posibilidad de incorporar a un partido religioso, que no sea Shas. Lo curioso de esta situación es que,si tenemos éxito en el proceso de paz, es probable que tengamos que ir a unas elecciones. Si no tenemos éxito, se consolida mejor nuestro poder, porque todos aquéllos a los que les gusta la inercia entran en el Gobierno.
P. Una situación dramática para un primer ministro...
R. Por eso creo que hay que ver con buenos ojos nuestra actitud. Estamos dispuestos a hipotecar el poder a favor de la historia. Estamos dispuestos a hipotecar el poder a favor de la paz. Barak se ha quedado como se ha quedado porque ha actuado como un guerrillero de la paz, y estamos dispuestos a seguir.
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