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La Unión Europea impone un severo ajuste al sector del lino español

Cara y cruz para el campo español en Bruselas. Los ministros de Agricultura de la Unión Europea cerraron ayer definitivamente la reforma de las organizaciones comunes de mercado (OCM) del lino y de los frutos secos. España logró prorrogar durante un año las ayudas a los frutos secos, pero cosechó un fracaso en el lino, donde no se alcanzaron mejoras en las ayudas ni en las cuotas por países, lo cual pone en peligro este mercado.

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Ayudas aprobadas

Todas las organizaciones agrarias (Asaja, COAG y UPA) consideraron un buen resultado el acuerdo sobre frutos secos, pero criticaron duramente los resultados de la negociación sobre el lino pues, en su opinión, va a suponer la desaparición de este cultivo en España. Argumentan que los costes de producción están muy por encima de las ayudas y los ingresos por venta de la materia prima. Durante esta campaña, la superficie de cultivo ya ha pasado de unas 90.000 hectáreas a solamente unas 17.000 hectáreas.Este recorte se produce después de las denuncias aparecidas en España hace un año, que apuntaban a la existencia de supuestas irregularidades en el cobro de ayudas desde la producción a la transformación.

Frente a una regulación del cultivo libre, sin cuotas de producción por países o diferenciando la fibra corta de la fibra larga,Bruselas ha propuesto y aprobado definitivamente una reforma en la que se mantienen ayudas diferenciadas para cada tipo de fibra, así como la asignación de cupos por países.

En el caso de España, se asigna una cuota para fibra larga de solamente 50 toneladas y de 18.700 toneladas para la fibra corta. Tanto para la fibra corta como para la fibra larga, a España se le ha otorgado la posibilidad de acceder a una ayuda en el entorno de las 32.000 pesetas por hectárea. A esta ayuda por superficie, se suma otra ayuda a la transformación que asciende a una media de unas 7.000 pesetas por hectárea. En conjunto, las ayudas serían de unas 40.000 pesetas por hectárea. En el caso del lino de fibra larga, las ayudas por transformación son más elevadas, pudiendo llegar en los próximos años hasta más de 32.000 pesetas por hectárea. Pero, en el caso de España carecen de interés al no existir uan cuota de producción significativa.El caso de los frutos secos es distinto, pues es un mercado muy abierto. Las almendras y las avellanas procedentes de Estados Unidos y Turquía, por ejemplo, se hallan prácticamente libres de aranceles y entran con total libertad, a precios bajos, en la UE.

Ante esta situación, hace diez años Bruselas inició la aplicación de ayudas para este sector, que en España afecta a unas 640.000 hectáreas con una serie de apoyos para planes de mejora, desde la producción a la comercialización, hasta esta campaña. Estos planes de mejora han supuesto en la última década ayudas por valor de unos 125.000 millones de pesetas. La continuidad de estos planes de mejora exigía unas ayudas anuales de 6.000 millones de pesetas. El acuerdo de reforma ha supuesto la concesión de 24 millones de euros, unos 4.000 millones de pesetas para el año próximo.

En un primer momento, el comisario de Agricultura, Franz Fischler, se oponía a la prórroga de las ayudas y se inclinaba por dar apoyos por la vía del desarrollo rural. Ahora, el Gobierno y las organizaciones agrarias quieren que el esquema acordado para el próximo ejercicio, se prorrogue.

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