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Reportaje:LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA

Los historiadores se desmarcan de la política

Critican la lucha política desencadenada y la metodología del informe de la Academia de la Historia

Los historiadores hacen un llamamiento a la serenidad para abordar la situación de la enseñanza de la historia en más profundidad y despegarse del debate político suscitado en los últimos días. Al revés que la Academia de la Historia, que ha expuesto su radiografía de los problemas pero no ha querido entrar en cómo solucionarlos, muchos historiadores coinciden en que la propuesta de una futura reforma de los contenidos y horas de historia debe partir de los profesionales y esquivar así las pugnas políticas interesadas. Ésta es una muestra de las opiniones de los historiadores, representados por seis profesionales de diversas comunidades autónomas:Preguntas:

1 - ¿Está de acuerdo con las conclusiones de la Academia de la Historia?

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2 - ¿Cuál es el problema mas relevante de la enseñanza de la historia?

3 - ¿Qué aspectos habría que cambiar de la enseñanza de la historia?

4 - ¿Se debería reformar los contenidos mínimos de la enseñanza de la historia? ¿Cómo?

JULIO BALDEÓN

Catedrático de Historia

Medieval de la Univ. de Valladolid

1. Se han sacado a relucir algunos aspectos marginales. En conjunto, el informe es la consecuencia de las aportaciones de más de 100 personas. No se le ha negado a nadie la posibilidad de intervenir. El resultado se debe ahora debatir pero entre los profesionales.

2. En los niveles secundarios deja mucho que desear. Pero es algo que viene de atrás, que ya resaltamos algunos en los años 80. Ha habido tanta preocupación por cómo se enseña que se ha olvidado qué se enseña. La constitución del Estado de las Autonomías también ha contribuido a crear un panorama muy variado. Falta una base común real para el 55% de contenidos mínimos que fija el ministerio.

3. y 4. Habría que fortalecer los contenidos mínimos. Algunas editoriales grandes ya lo hacen y también ciertos profesores. Pero hay que garantizarlo para todos con el objetivo de que no se pierda la perspectiva. Hay una historia de España sin la que no se entienden otras cosas. Y no se trata de volver a la lista de los Reyes Godos.

ALBERT BALCELLS

Pte. de la sección de Historia del Institut d´ Estudis Catalans

1. Hay partes correctas al lado de exabruptos que desmerecen el informe, como cuando atribuye a las ikastolas una educación racista sin pruebas. Si la Academia quería despolitizar el tema, lo ha acabado de politizar. Si se hubiese mandado a todos los miembros numerarios de la Academia antes de aprobarlo -los dos catalanes, Joan Vernet y Miquel Batllori, no fueron informados- su director, Gonzalo Anes, se hubiera ahorrado explicaciones. Los académicos correspondientes catalanes que yo conozco no tenían ni idea del asunto. Aunque el informe no denuncia casos de Cataluña, el recelo que alimenta hacia las comunidades con entidad nacional le afecta.

2. Vivimos en una sociedad presentista donde sólo se valora el corto plazo futuro. Para atraer la atención de los jóvenes hay que humanizar la historia con rostros y ejemplos concretos porque la abstracción les desmotiva.

3. En el caso de Cataluña no existe ningún estudio reciente sobre si han mejorado las nociones elementales de historia de Cataluña y de España. Yo no he percibido mejoras en la preparación previa de mis alumnos, pero espero apreciarla pronto.

4. Los cambios constantes en la legislación no mejoran la pedagogía. Más vale esperar a comprobar el resultado de las últimas reformas. Durante la anterior polémica sobre las humanidades, una encuesta televisiva a alumnos de un instituto de Madrid revelaba que tienen la misma concepción monolítica de España que en tiempos del franquismo. Esto alimenta una conciencia nacionalista española falseada, que no contribuye a la cohesión del reino.

MANUEL MONTERO

Rector de la Universidad del País Vasco. Cated. de Historia Contemp.

1. Con algunas impresiones puedo estar de acuerdo, como la crítica al exceso de localismos y la escasa explicación de procesos históricos. Globalmente, no estoy de acuerdo. En lo que se refiere al País Vasco, no se han aproximado en absoluto a la realidad. Se ha proporcionado un cliché inexacto que no obedece a ningún análisis de la realidad. Es inexacto afirmar que en él se enseña racismo y exclusión. Rotundamente, no. Los profesores de los institutos y las ikastolas son buenos profesionales. Habrá casos excepcionales, pero el porcentaje no es mayor que en otros lugares. No todo vale como arma política.

2. Se está produciendo un problema general a partir de intentos de legitimar el hecho diferencial: fragmentación, localismos, pérdida de la noción general. Es un problema que se produce con más o menos intensidad en prácticamente todas las comunidades.

3. Se trata de explicar los procesos históricos como tales. Insistir algo en los aspectos cronológicos, abandonar bastante los metodológicos-pedagógicos y conseguir que sirva para comprender procesos, proporcionar elementos críticos y conocer la sociedad en un determinado tiempo.

4. Se deben reformar. Pero no se tiene que partir de prejuicios ideológicos sino de presupuestos actuales de historiografía, de cuestiones políticas, sociales y económicas. Que no sea una reforma del tipo de la que se propuso de las humanidades . El modelo a seguir debe ayudar a avanzar y no a volver atrás. Que sea delicado no quiere decir que no se deba hacer.

SANTOS JULIÁ

Catedrático de Historia del

Pensamiento de la UNED

1. El informe es una irresponsabidad y una ocasión perdida. Carece de rigor científico. No se puede levantar sospechas sin decir en qué se basa el juicio que se está haciendo. No se dice quién vende y utiliza los libros ni se prueban las acusaciones. No se puede intervenir así en un debate. En algunos aspectos tiene razón y otras cosas que sugiere son discutibles, como si es adecuado que se enseñe junto con las ciencias sociales y la geografía. El contacto de la historia con las ciencias sociales ha redundado a favor de la historia porque desprendida era una historia de acontecimientos políticos trabada por la vida de los personajes que ostentaban algún poder de Estado. Era ciega a los procesos de cambios sociales o a la vida diaria. Además, los profesores salen hoy mejor formados que nunca. Asisten a muchos cursos en los que intervienen con gran interés. Es absurdo dar la impresión de que aquí nadie sabe nada.

2. y 3. No se puede prescindir de la edad del estudiante. Pretender hacer una historia cronológica en la que esa relación de hechos sea la llave fundamental del conocimiento histórico para unas edades en las que el concepto del tiempo no está dominado no es coherente. Hay que enseñarles con iniciativas como las que ya promovía la Institución Libre de Enseñanza de sacarles del aula para que comprendan en su espacio familiar las huellas de la historia.

4. Tendría que haber organismos federales que tuvieran una actuación respecto a estos asuntos. En teoría existen pero apenas tienen capacidad de actuación. Pretender hoy intervenir sin un proceso previo de negociación no conduce a nada.

RAMÓN VILLARES

Cated. de la Universidad de Santiago. Pte. de la Asociación

de Historia Contemporánea

1. Con unas sí y con otras no. Estoy de acuerdo con los comentarios sobre la disolución de la historia en el ámbito de las ciencias sociales. Ha habido un excesivo afán pedagogista. No estoy de acuerdo con el método seguido. No explica cómo han sido recabados los informes. El punto débil del informe es la aplicación de las reflexiones, que en sí son sostenibles. En general, es sesgado y poco sólido. Entre los historiadores se podría hacer un estudio sensato, una especie de libro blanco.

2. La incentivación a los alumnos. Lograr que tengan interés por la historia. Es un problema de fondo muy grande que tiene que ver con una dictadura de lo efímero, la pérdida de la memoria histórica.

3. Dos cosas. Buscar una interpretación de la historia de acuerdo con el pluralismo cultural en el que estamos, que es algo que no se puede cambiar por decreto. Y compensar más en los textos los periodos previos al mundo contemporáneo. Lo importante del debate es qué enseñar y no tanto cuánto enseñar.

4. Sería poco acertado remover todo esto. Es mejor dedicar esfuerzos a hacer despacio un buen análisis sobre qué historia hay que enseñar. Se cree que a través de la historia se pueden combatir ciertos excesos nacionalistas, que se deberían combatir políticamente. El sistema educativo ya tiene muchos problemas en toda Europa.

JAVIER TUSELL

Cated. de Historia

Contemporánea de la UNED

1. Estoy totalmente de acuerdo en la columna vertebral del informe. Hay que leer entero. Se está insistiendo en cuatro líneas desafortunadas, las relativas a las ikastolas, en las que no se prueba nada. No se puede generalizar y las acusaciones de racismo que se hacen son francamente graves, en otros países serían delictivas.

2. Destacaría dos. El primero, el problema de cómo explicar la historia, el metodológico. La historia es una ciencia en sí misma y no sólo un aspecto de las ciencias sociales. Es un problema que tienen otros países. El segundo, el problema de la identidad nacional. Parte de los españoles tienen una identidad nacional distinta que los demás.

3. En bachillerato nada, porque está bien que esté basado en la historia contemporánea. Incrementaría los contenidos en la ESO para que existan suficientes de historia de España y universal, manteniendo lo que se estudia de cada comunidad. Tenemos un sistema perverso con el que se pueden estudiar 20 páginas de la historia de Galicia y 20 líneas de la de España desde 1931. Pero no hay mala intención en ello. Los historiadores, y no los políticos tienen que hacer una propuesta de cómo explicar la historia.

4. Sí, entre todos los historiadores. Se debería constituir una comisión que propusiera los cambios.

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