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El escultor británico Anthony Caro reinventa 'El juicio final' en Bilbao

La instalación fue presentada en la Bienal de Venecia de 1999

Durante cuatro años, el escultor británico Anthony Caro (Londres, 1924) trabajó en la creación de las 25 piezas que conforman la instalación El juicio final para presentarla en la Bienal de Venecia de 1999. Caro ha reinventado su obra al exponerla ahora en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, alterando la forma de presentación de las piezas, surgidas de la mezcla de formas abstractas y figurativas, para adaptar el montaje al espacio.

"La apariencia es distinta, pero el sentimiento es el mismo", dijo ayer Caro. En los Antichi Granai de Venecia, las 25 esculturas de El juicio final se colocaron junto a las paredes de ladrillo; en Bilbao se han ordenado en hileras, formando tres pasillos que recuerdan el interior de una basílica. La instalación, una visión apocalíptica con la intención de mostrar los horrores del mundo actual, está cargada de simbolismo y referencias a la historia de las artes. El dramatismo de las esculturas se intensifica con el deseo del escultor de presentarla en penumbra y en un espacio cerrado.La exposición de El juicio final, montada por vez primera desde su presentación en Venecia en 1999, ha sido posible por la colaboración de su propietario, el Museo Würth, de Künzelsau (Alemania), especializado en escultura del sigloXX. Caro continúa la tradición literaria y artística del tema del juicio final con su conjunto de esculturas, que culmina en La última trompeta y La puerta del cielo. El escultor reconoció la relación de su trabajo con otras obras del arte del siglo XX con una trascendencia moral; en concreto, con el Guernica, de Picasso. "Estoy muy satisfecho de ver El juicio final en la tierra del Guernica", subrayó Caro.

Evocación de Goya

Cada una de las piezas fue concebida por separado para unirlas en la narración del montaje. Son esculturas abstractas que incluyen evocaciones figurativas y se presentan alojadas en cajas de madera y metal. El hierro, durante años marca de la creación de Caro, se mezcla en las piezas con la cerámica, la madera y el bronce.

En el vestíbulo del museo, los visitantes son recibidos por la escultura de hierro Act of war (After Goya), inspirada en la representación de los fusilamientos de mayo del pintor español. Las referencias a obras pictóricas, literarias y arquitectónicas son una constante que se repite en las piezas de El juicio final. La escultura Sin piedad vuelve a evocar a Goya al presentar la figura de un ahorcado, y el esquema de composición de Naturalezas muertas-Cráneos procede de la mesa de billar que Van Gogh representó en la pintura Café de nuit à Arles. El catálogo, editado por el British Council, profundiza en las conexiones literarias de cada pieza, recogiendo las citas de Homero, Dante, Antiguo Testamento, Joyce y Hemingway, a las que las esculturas hacen referencia.

La exposición de Caro coincide en el museo bilbaíno con una retrospectiva del escultor francés Rodin, que incluye sus trabajos realizados a principios de siglo para Las puertas del infierno, con las célebres esculturas El pensador y El beso. Caro aceptó que así se establece un diálogo entre sus esculturas y la obra de Rodin, pero negó que representarán el comienzo y el final de la escultura del siglo XX. "Pienso que con mi obra empieza el siglo XXI", dijo.

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