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58 inmigrantes que intentaban llegar al Reino Unido mueren dentro de un camión

Cincuenta y cuatro hombres y cuatro mujeres llegaron ayer sin vida al puerto de Dover en la mayor tragedia que sacude a la principal vía de acceso al Reino Unido de refugiados políticos y emigrantes económicos. Las víctimas viajaban escondidas detrás de unas cajas de tomates en un camión cuyo sistema refrigerador estuvo apagado durante la travesía de tres horas desde el puerto belga de Zeebrugge. La policía trasladó anoche a los dos únicos supervivientes, supuestamente de nacionalidad china, a un domicilio protegido por las autoridades locales al tiempo que interrogaba al conductor del vehículo.

El viaje de los presuntos emigrantes ilegales terminó en tragedia. Viajaban en la parte trasera de un camión matriculado en Holanda, escondidos detrás de unas cajas de tomates. Cincuenta y seis hombres y cuatro mujeres entre una carga de poco volumen que les proporcionaba espacio suficiente para estirar las piernas. Pero el refrigerador estuvo apagado durante, al menos, las tres horas de la travesía desde Zeebrugge, en la costa belga, hasta Dover, el puerto de mayor tráfico de Inglaterra. Tan sólo dos llegaron a salvo. El resto murió, presumiblemente de asfixia, sin acceder a su destino final. Un oficial de aduanas descubrió la escena en una inspección rutinaria. El camión se embarcó en el transbordador de la compañía británica P&O de las 7.30 de la tarde, hora local, y llegó al puerto inglés a las 11.30 de la noche más calurosa del año. Al inspeccionar la carga de tomates, al filo de la medianoche, el inspector se topó con una escena traumática. Cincuenta y ocho cadáveres y dos supervivientes, que fueron trasladados con urgencia a un hospital local. "Nuestro oficial se vio de frente con tal elevado número de cuerpos sin vida que sufrió una fuerte conmoción y ha necesitado asistencia", señaló ayer Mark Purgah, portavoz del puerto de Dover.

Con el camión a media carga no era necesario encender el sistema refrigerador, que, quizá, hubiera evitado la tragedia. "Es difícil estimar qué temperatura alcanzó el interior del vehículo", dijo Purgah. Con los resultados de las autopsias aún pendientes, todo parecía indicar que las víctimas, de aspecto asiático y nacionalidad supuestamente china, murieron asfixiadas por el calor y la falta de oxígeno.

A media mañana, el tráfico continuaba con normalidad en Dover, un puerto por donde pasan unos 7.000 camiones en una jornada ajetreada y los servicios de aduanas, policía y asistencia médica están preparados para actuar con rapidez. En el hangar donde se inspeccionó el vehículo, frente a la terminal de llegadas, tan sólo quedaban las cajas de tomates. Los cadáveres yacían ya en un almacén portuario sin acceso al público.

Los dos supervivientes fueron trasladados a un hospital local y, horas después, se encontraban "estables", de acuerdo con Jane Walker, del departamento de policía de la región de Kent, al sur de Inglaterra, donde se ubica Dover. "Los mantenemos bajo seguridad porque son testigos cruciales", dijo. La policía teme represalias de los habitantes de Dover, poco amantes de los refugiados ilegales, y de la presunta mafia que organizó el viaje de los 60 asiáticos.

Junto a los supervivientes, el conductor es otra pieza clave en la investigación criminal a ambos lados del canal de la Mancha, que anoche seguía su curso. Su identidad no se desveló, aunque informaciones sin confirmar le atribuían nacionalidad holandesa. Un par de detalles, igualmente sin confirmar, levantaron vagas sospechas sobre la presunta responsabilidad del conductor en el crimen colectivo. Se piensa que trabajaba en esta ocasión para la compañía Van der Speck, registrada en Rotterdam, que nunca antes había utilizado los servicios de P&O. El camionero pagó, además, el importe del pasaje en metálico, sistema poco extendido en la profesión.

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Todo conductor que es descubierto entrando en el Reino Unido con pasajeros indocumentados en su vehículo es penalizado con una multa de 2.000 libras (unas 540.000 pesetas). En Dover, en los últimos dos meses, 178 camioneros han sido multados por cometer esta infracción. La Asociación de Transportistas protesta por esta medida, introducida recientemente por el Gobierno de Tony Blair, que les hace responsables de la protección de sus vehículos. "Los conductores prestan atención, pero no siempre es posible vigilar el camión las 24 horas de la jornada. En un descuido, rompen los seguros y acceden ilegalmente al interior de sus vehículos. La gran mayoría son inocentes, aunque no hay duda de que hay criminales en la profesión", señaló ayer el gerente de la asociación, Geoff Dosseter, frente al muelle de Dover.

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