_
_
_
_

La fiscalía rusa pone en libertad al magnate de la prensa Gusinski tras acusarle de estafa

Vladímir Gusinski fue puesto en libertad condicional anoche, después de que a mediodía de ayer la fiscalía rusa presentara una acusación formal de "fraude en gran escala" en su contra. Gusinski está acusado de estafa en la privatización de una empresa estatal y no podrá dejar el país sin permiso especial del fiscal que ahora lleva el caso. La liberación del magnate de la prensa rusa es interpretada unánimemente como el resultado de la condena expresada tanto en Rusia como en el extranjero al encarcelamiento de Gusinski y como una victoria de la libertad de expresión.

Más información
Putin retrocede en su primer asalto contra los 'oligarcas'

El que este influyente empresario haya recobrado su libertad en ningún caso significa que todos sus problemas han concluido, como lo demuestra el hecho de que la Fiscalía ayer lo acusara oficialmente de estafa. A Gusinski se le acusa de haberse apropiado de bienes por 10 millones de dólares en el curso de la privatización de la firma estatal Rússkoye Vídeo, con sede en San Petersburgo. Sin embargo, la mayoría de los observadores, políticos y empresarios considera que se trata de un acto de intimidación del Kremlin contra la posición crítica que ha mantenido últimamente su grupo Media-Most.La puesta en libertad de Gusinski se produce al día siguiente de que el presidente ruso, Vladímir Putin, dijera en Berlín que consideraba "exagerada" la decisión de encarcelar al magnate, aunque enfatizara que el Fiscal General es independiente y no se somete a su autoridad. Pero en Rusia la palabra del amo del Kremlin sigue teniendo gran peso; por ello, uno de los abogados de Gusinski, Pável Astájov, afirmó ayer por la mañana que estaba convencido de que la Fiscalía dejaría en libertad a su cliente.

La opinión expresada anteayer en Berlín por Putin fue acompañada de los mismos argumentos para desprestigiar a Gusinski que había empleado en Madrid, lo que demuestra que el líder ruso continúa considerándolo un enemigo. El problema es que -como dijo en charlas privadas uno de los periodistas que escribieron el libro En primera persona. Conversaciones con Vladímir Putin- el presidente ruso piensa en categoría de "blanco y negro", e interpreta, como se hacía en los tiempos soviéticos, toda crítica como un ataque. La posición tomada por los medios de comunicación de Gusinski ante la guerra de Chechenia ha sido considerada en el Kremlin como una amenaza a la seguridad nacional.

Esto, unido a que los servicios secretos han levantado cabeza con la llegada de Putin al poder y de que el jefe de la administración presidencial, Alexandr Voloshin, es enemigo declarado de Gusinski, fueron factores determinantes a la hora de decidir el ataque frontal. Primero fue la espectacular redada contra las oficinas de Media-Most, en la que participaron decenas de agentes del Servicio Federal de Seguridad (SFS, exKGB), enmascarados y armados con metralletas. Y ante el fracaso de esa operación, declarada ilegal por el tribunal moscovita al que recurrió Media-Most, el Kremlin optó por encarcelar a Gusinski.

Quienes planearon esta acción probablemente no se imaginaron las consecuencias que tendría, aunque eran predecibles. Los empresarios se solidarizaron con el magnate, e incluso gente con quien Gusinski tenía malas relaciones salió en su defensa. Diecisiete influyentes banqueros y empresarios rusos escribieron una carta abierta a Putin en defensa del oligarca mediático, en la que manifestaban tener serias dudas de vivir en un país democrático.

Políticos de las más diversas tendencias consideraron absurda la decisión de encarcelar a Gusinski antes del juicio, y escritores, actores y científicos también alzaron su voz de protesta. En el extranjero las reacciones fueron parecidas y la visita de Putin a España y Alemania estuvo ensombrecida por el escándalo desatado por la detención de Gusinski.

Nada más salir de la cárcel, Gusinski se dirigió al callejón Bolshói Palashevski, a las oficinas de Media-Most, donde fue recibido con aplausos y gritos de ¡hurra! por los empleados. El magnate se encuentra bien y "está animado" y decidido a luchar, manifestó Dmitri Ostalski, portavoz de Media-Most.

La causa abierta contra Gusinski, aunque le causará algunas molestias, no prosperará, según opinan la mayoría de los observadores basándose en anteriores casos semejantes. Pero incluso si hubiera juicio y la sentencia fuera adversa para Gusinski, eso no significa que deba volver a la cárcel, ya que gracias a las condecoraciones estatales que posee tiene derecho a acogerse a la amnistía aprobada recientemente por la Duma Estatal con ocasión del 55 aniversario de la victoria sobre el nazismo en la IIGuerra Mundial.

Queda por ver si el Kremlin abandonará los intentos de acallar a la prensa crítica y si reincidirá en los errores cometidos, que por el momento sólo han conseguido socavar el prestigio y la popularidad de Putin. Pero no hay que descartar que el presidente, al ver estos efectos negativos, aproveche para desembarazarse de algunas personas odiosas, como el jefe de su administración.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_