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59ª FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Juan José Millás recuerda la realidad de lo imposible durante su homenaje en la feria

Los participantes en el acto hicieron una nueva defensa del precio único del libro

Elsa Fernández-Santos

La defensa del precio único volvió ayer a la Feria del Libro. Esta vez fue el escritor Juan José Millás quien aprovechó el homenaje que recibía de la feria y sus editores para recordar que es "el precio único el que permite que existan esos editores raros y esos escritores raros sin los que el mundo sería mucho peor". Con su habitual gesto serio, Millás demostró ayer que su don para el humor y para hacer real lo imposible no se limita al papel y logró en una abarrotada carpa despertar no la sonrisa, sino las carcajadas de quienes acudieron a su homenaje.

Juan José Millás explicó ayer por qué le gusta tanto la Feria del Libro, por qué también le gusta firmar libros y por qué desde hace años jamás ha faltado a la cita. "Todavía recuerdo la feria cuando estaba en la calle Conde de Peñalver. Yo entonces no iba a comprar, sino a recoger folletos, como hacen ahora tantos niños. En todas aquellas ediciones compré pocos libros, pero los que adquirí fueron importantes para mí. Muchos los compré por puro olfato, como La vida breve, de Onetti. Ahora que existe la trifulca con esta historia de los libros más vendidos recuerdo precisamente el año en que me compré aquel libro. Estoy seguro de que fue el único ejemplar de La vida breve que se vendió, pero sólo por encontrar aquel libro mereció la pena aquella feria, como merece la pena cualquier feria en la que un lector encuentre un libro". "El modelo de los índices de audiencia", añadió el escritor, "no puede exportarse jamás al libro".Humor y seriedad

Acompañado por sus editoras en Aguilar (Carmen Lacambra) y Alfaguara (Amaya Elezcano), Millás escuchó como el director de comunicación del Grupo Santillana, Juan Cruz, le definía como "un híbrido entre la seriedad de Buster Keaton y el humor de Samuel Beckett". Para Cruz, Millás es el responsable de la vuelta de uno de los giros más importantes que ha dado el periodismo español cuando, a partir de 1988, empezó a publicar en EL PAÍS sus artículos, sus reportajes. "Millás hizo real lo imposible, sitúa a Alicia detrás del espejo para ver qué ocurre cuando se destruye la realidad".

"Es un hombre maravilloso, guapísimo, completo. Nosotras nos peleamos todo el día por él", afirmó su editora en Aguilar, Carmen Lacambra, quien ha reunido en el libro Cuerpo y prótesis artículos, columnas y reportajes en los que el escritor ha inventado modelos como el de la columna de tres párrafos, que inspirado en un insecto "de tecnología punta" tiene cabeza, tórax y abdomen.

"En Cuerpo y prótesis está esa irrepetible visión millanesca de la realidad", señaló la editora. "Lo siento Carmen, pero yo lo vi primero", zanjó Amaya Elezcano. "Juanjo está acostumbrado a que se peguen por él", añadió la editora de No mires debajo de la cama. Un libro en el que se relata la odisea de unos zapatos en busca de una identidad. Unos zapatos que, como artefactos diabólicos, han sido empujados debajo de la cama, donde están escondidos ciertos miedos. "Unos zapatos que vuelven a mostrar la obsesión del escritor por la pareja, pero no por la pareja matrimonial", continuó Juan Cruz, "por la pareja que a veces forma uno solo, un hombre consigo mismo. Millás plantea la novela como una transgresión de los cánones habituales de la literatura contemporánea". Cruz explicó que la obsesión del escritor por los zapatos nació ya hace muchos años, cuando el doctor Lozano le explicó que sus dolores de cabeza y sus depresiones se le quitarían "intentado quitarle las durezas a sus zapatos y atreviéndose a mirar debajo de la cama".

Millás agradeció ayer el homenaje de la mejor manera posible: regalando unas cuantas anécdotas, que despertaron risa en los asistentes. "Cuando uno viene a firmar libros siempre le ocurren muchas historias, es como cuando vas a firmar a unos grandes almacenes, que es especialmente divertido porque te montan con los muebles de la planta de decoración todo un despacho de notario". Millás recordó la historia de una señora a la que no quiso firmarle un libro porque ella no quería comprarle un cuento de Drácula a su hijo: "A él no le gusta Drácula, lo que pasa es que es un psicópata", dijo la señora señalando al niño, que no paraba de berrear. El escritor, obligado por el encargado del gran almacén, firmó finalmente el libro: "A la imbécil de Asunción, con todo mi afecto". "Lo peor de todo es que cuando la señora se despidió el niño se dio la vuelta y al sonreírme en lo que yo creí que era un gesto de solidario agradecimiento aparecieron con su sonrisa dos terribles colmillos".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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