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La muerte de las siamesas peruanas desata en Italia un alud de críticas contra la operación El cirujano y la prensa son acusados de convertir en un "circo" la intervención quirúrgica

Los cadáveres de las dos niñas siamesas peruanas operadas sin éxito el fin de semana en Italia fueron repatriados ayer a Perú, acompañados por sus padres y el hermano, de cuatro años. Palermo, la ciudad donde se desarrolló la fallida operación, les despidió con un solemne funeral en la catedral y una agria polémica en la calle que tardará en aplacarse. ¿Tenía algún sentido humanitario operar a las pequeñas Marta y Milagros, a sabiendas de que las posibilidades de éxito eran inferiores al 5%? ¿Era inevitable que los medios de comunicación, con el aplauso del cirujano, violaran el derecho a la intimidad de las niñas convirtiendo la operación en un espectáculo de dudoso gusto?

El destino de Marta y Milagros, las dos niñas siamesas peruanas unidas por el tórax, que llegaron a Italia el 19 de mayo para ser operadas, ha estado hasta el final ligado al espectáculo. Las dos siamesas fallecieron el domingo, sobre la mesa de operaciones, mientras el cardiólogo infantil Carlo Marcelletti intentaba salvar a una de ellas, sacrificando a la otra.La intervención, relatada hasta el último detalle por los medios de comunicación, con conexiones televisivas en directo, en las que el propio Marcelletti llegó a aparecer pocos minutos antes de coger el bisturí, ha dejado un sabor amargo en las conciencias de muchos italianos. Mientras los responsables del Hospital Cívico de Palermo, donde se llevó a cabo la operación, enviaban ayer los historiales clínicos de las dos pequeñas pacientes al fiscal de la ciudad, para que fueran depuradas eventuales responsabilidades penales, la marejada crítica iba creciendo.

Las primeras voces de disgusto partieron de la prensa. Desde el presidente del Colegio Profesional de Periodistas, Mario Petrina, hasta ilustres veteranos de la pluma como Indro Montanelli mostraron su disgusto por el abuso informativo que se ha hecho de un trágico caso médico como el de las dos pequeñas.

También los colegas de Marcelletti, empezando por el especialista en trasplantes de hígado Ignazio Marino que se negó a participar en la intervención por razones éticas, se han unido al coro crítico confesando su perplejidad por la osadía del cardiólogo a la hora de operar un caso tan desesperado. Más de uno ha acusado a Marcelletti de haber actuado movido más por razones de experimentación médica que de estricta humanidad.

¿Qué decir de las autoridades palermitanas, tan diligentes a la hora de hacer ostentación de la caridad oficial con la madre de las dos pequeñas? Marta Pascual, una joven de condición más que humilde, de tan sólo 22 años de edad, ha sido exhibida impúdicamente ante las cámaras durante toda una larga semana de sollozos. En un intento de detener la escalada de reproches, ha salido a la palestra un miembro de la asociación Intervida. Esta entidad, que costeó el traslado de Marta Milagros Pascual y sus dos hijas de Lima a Palermo, leyó el domingo un comunicado supuestamente redactado por la joven madre y por Franklyn, el padre de las niñas, recién llegado de la capital peruana, en el que se responsabilizaban de la decisión de operar a las gemelas y agradecían a la ciudad su calurosa acogida. El silencio más absoluto ha recibido la petición de la joven madre peruana de quedarse a vivir en Palermo. Ayer, la prensa italiana aseguraba que el marido ha preferido regresar a Perú. Al menos, contaban los diarios, gracias a la intervención del alcalde de la capital siciliana, Leoluca Orlando, la empresa automovilística Fiat le ha regalado un coche con el que podrá trabajar de taxista en su Lima natal. Hasta ahora Franklyn era chófer por cuenta ajena.

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