París y Berlín preparan el impulso a la reforma de la UE bajo la próxima presidencia francesa
Los primeros mandatarios de Francia y Alemania comenzaron ayer a engrasar el motor franco-alemán con el decidido propósito de ponerlo a funcionar a pleno rendimiento durante la presidencia francesa de la UE, en el segundo semestre del año. Acompañados de sus respectivos ministros de Exteriores y de Europa, el presidente Jacques Chirac, el primer ministro Lionel Jospin y el canciller Gerhard Schröder dedicaron la tarde en el castillo de Rambouillet, cerca de París, a conciliar estrategias ante las reformas institucionales comunitarias que Francia trata de activar durante su presidencia.
Berlín y París están más o menos de acuerdo en dos de las cuestiones claves de esa reforma: la generalización del voto de mayoría cualificada en las decisiones comunitarias sobre los asuntos de mayor transcendencia y la aplicación "flexible" de lo que se denomina las "cooperaciones reforzadas", sistema que debe permitir avanzar más deprisa en la vía de la integración a los países más dispuestos y mejor preparados.La cita, una cumbre informal en realidad, tuvo como ineludible telón de fondo la audaz propuesta de una Europa federal lanzada días atrás por el jefe de la diplomacia alemana, Joschka Fischer. La iniciativa del ministro alemán, conocida de antemano por el ministro de Exteriores francés, Hubert Védrine, pero no así por Jacques Chirac, no es ajena probablemente a las entrevistas que Jacques Delors, promotor original de la idea de la federación de Estados-naciones, ha mantenido en los últimos tiempos con Fischer y Schröder. Aunque los socialistas han acogido esa propuesta de muy buen grado, la diplomacia francesa se esmera estos días en evitar dar la impresión de que se trata de un operación combinada franco-alemana.
París teme que la polémica se imponga sobre el deseado debate y complique el objetivo de su presidencia de llevar las reformas a la Conferencia Intergubernamental que debe clausurarse en diciembre en Niza. De hecho, el más explícito ha sido el titular de Exteriores francés: "No hay ninguna petición alemana para que se someta a discusión el proyecto federal. Si el país que va a ocupar la presidencia europea lleva este asunto al orden del día, ocurrirá que los europeos se dividirán inmediatamente en tres grupos: los favorables, los muy hostiles y los que no están convencidos", indicó el jueves el ministro en el Club de Prensa de la capital francesa. Védrine añadió que el papel de Francia es el de llevar a buen puerto la Conferencia Intergubernamental sobre las reformas institucionales, "porque, de lo contrario", dijo, "no merece la pena hablar de una Europa a largo plazo". Desde hace semanas, la diplomacia francesa desliza la idea de que "es mejor una crisis, una crisis refundadora europea, que un mal acuerdo", que la situación de la Unión Europea no puede permitirse el lujo de seguir manteniendo una trayectoria dubitativa, un discurso balbuceante y una clamorosa falta de proyecto político.
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