¡Esto es Sodoma y Gomorra!

A medida que avanzan los días y, sobre todo las noches, de esta hoguera de las vanidades, las citas de los actores y actrices comienzan a reventarse y las ojeras a aflorar sin que el maquillaje pueda hacer trucos con sombrero para disimularlas.Ayer, George Clooney iba a recibir a grupitos de prensa internacional a partir de las nueve de la manaña. Ni que decir tiene que apareció fresco como una rosa, pero a la una de la tarde. "¿Qué tal, tíos? Espero que bien, porque yo llevo tres días aquí y hoy no he podido levantarme", dijo. Al lado descansaba la regordeta y sonrosada Sarah Ferguson, justo enfrente de un velero con la bandera británica.

Paseaban también con pinta de no haber madrugado los hermanos Joel y Etan Coen, John Turturro y el actor Etan Hawke con su niña de casi tres años, hija también de la actriz Uma Thurman, con el pelo revuelto y el ceño fruncido. Pese a la sombra, no había manera de que la actriz se quitara las gafas de sol mientras respondía a cuestiones relacionadas con La copa de oro, de James Ivory.

Con retraso de tres cuartos de hora, pelo teñido de rubio platino y pantalones de rayas, casi en pijama, Nick Nolte lanzó un discurso sobre el deber de las autoridades de apoyar la investigación en contra de la adicción al alcohol, las drogas, el tabaco y el café, mientras pegaba sorbos a dos tazas de este brebaje.

En fin, que la basca parece dispuesta a reventar los planes electorales del actual alcalde de Cannes, Maurice Delaunely, que ha instaurado el toque de queda a las doce de la noche para las discotecas al aire libre. Así que la cosa sigue de puertas adentro. Y si no miren a Jorge Perugorría, a Vladimir Cruz y a Tahimí Alvariño, protagonistas de Lista de espera, que ayer por la mañana no aparecieron tampoco a sus citas porque, después de la fiesta cubana en la playa, continuaron en el hotel Majestic, donde también se encontraron con Eduardo Noriega, que ha pasado por aquí para el homenaje a Luis Buñuel. Hasta las cuatro de la tarde del día siguiente no se les vio el pelo a los caribeños, y cuando los chicos de Televisión Española propusieron a Perugorría aliviarle el ojo con un poco de retoque para inmortalizarle ante las cámaras, el actor no lo vio necesario. "Déjenme la ojera en su sitio, que está muy bien donde está y tiene una historia muy larga", les saltó. Esto parece Sodoma y Gomorra y, a este paso, van a acabar todos condenados.