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Los 633 alumnos de un colegio religioso de Barakaldo boicotean a tres hermanos gitanos

Los padres impidieron a sus hijos acudir a clase en protesta contra la admisión de los niños

Los padres de 633 alumnos de un colegio religioso de Barakaldo (Vizcaya) boicotearon ayer la admisión de tres hermanos de 3, 7 y 8 años de etnia gitana. Los padres impidieron que sus hijos fueran a clase y los tres gitanos fueron los únicos alumnos que acudieron al colegio San Juan Bosco. La policía vigiló la entrada de los niños en previsión de incidentes. La asamblea de padres había rechazado la noche anterior, en presencia de sus hijos y en votación secreta, la admisión de los hermanos. Hubo 438 votos en contra, 29 a favor y 163 abstenciones. El Departamento de Educación está dispuesto a garantizar la escolarización.

Jesús Giménez, el presidente del colectivo Iniciativa Gitana, cogió de la mano a los tres hermanos, K, de 3 años, y a las chicas R., de 7, y R., de 8, y les acompañó al colegio San Juan Bosco de Cruces-Barakaldo, perteneciente a la orden de los Salesianos. Los niños llevaban 40 días sin asistir a clase desde que el pasado 31 de marzo cerró el colegio público al que acudían y la asociación de padres del nuevo centro que debía acogerlos rechazó su admisión. "Todo ha ido bien; los niños están contentos", dijo Giménez, pretendiendo transmitir normalidad. Sin embargo, a las nueve de la mañana, los únicos escolares que entraron en el centro concertado fueron los tres hermanos.La policía municipal vigiló la entrada en previsión de incidentes. Cuando un agente preguntó si algún escolar de los que se encontraba en las inmediaciones quería entrar, hubo un silencio y nadie se movió.

La asamblea de padres del colegio, a la que también acudieron algunos alumnos, había rechazado la noche anterior en votación secreta la admisión de los tres hermanos. Hubo 438 votos en contra; sólo 29 a favor y 163 abstenciones. También hubo un voto en blanco. La comunidad se negaba así, una vez más desde el pasado 14 de abril, y en esta ocasión con la fuerza de los votos, a que los niños de etnia gitana fueran escolarizados junto a sus hijos.

La asociación de padres del centro concertado, que recibe 250 millones anuales de subvención del Gobierno vasco, niega que su actitud sea racista. "Es un problema social, debido al comportamiento problemático de la familia [de los niños] con la sociedad", aducen. Explican que tienen "miedo de los problemas físicos y psíquicos" que la integración pueda producir y a que el colegio acabe siendo "un gueto". Sin embargo, la Diputación de Vizcaya y el Ayuntamiento de Barakaldo aseguran que las familias están "perfectamente integradas en el pueblo y que no presentan ningún problema especial".

Las razones no sirven a los padres y madres del colegio concertado San Juan Bosco. A las acciones de protesta que vienen protagonizando en las últimas semanas, acompañados casi siempre de sus hijos y con pancartas en las que se lee "No queremos niños conflictivos" y "Salesianos, educación sin problemas", la comunidad escolar de padres ha añadido un nuevo programa de movilizaciones que pusieron en marcha ayer y tienen previsto repetir hoy y mañana. Consiste en concentraciones de 10 a 12.30 horas frente a la Delegación de Educación en Bilbao, en el centro de la capital. Y, por la tarde, manifestaciones desde el colegio, ubicado en el barrio de Burtzeña, hasta el de Zorrotza, en las cercanías.

Las instituciones municipales y educativas no ocultan su preocupación. "Una familia me ha pedido que sus hijos sean escolarizados en un centro y yo lo hago porque es su derecho", explica el viceconsejero del Departamento de Educación del Gobierno vasco, Alfonso Unceta, sin ocultar su indignación por el desarrollo de los acontecimientos.

Desde que estalló el conflicto, Unceta ha participado en varias reuniones con representantes de la asociación de padres del colegio San Juan Bosco, del Ayuntamiento de Barakaldo y del colectivo Iniciativa Gitana, mediador entre las familias de los tres niños de etnia gitana y el resto de los implicados. El responsable del departamento de Educación vasco no quiso ayer adelantar las posibles medidas que se adoptarán en el caso, muy probable, de que los padres mantengan su actitud de no llevar a sus hijos al colegio.

"Yo sé lo que tengo que hacer y lo haré", aseguró Unceta de forma contundente. El viceconsejero recordó que "los padres tienen la obligación legal de llevar a sus hijos al colegio hasta los 16 años. La escolarización no es elegible".

El alcalde de Barakaldo, el socialista Carlos Pera, también apeló al derecho a la educación. "La educación es un derecho que deben garantizar las instituciones públicas". Hoy, a las nueve de la mañana, K., R., y R. volverán a clase. Sus compañeros, casi seguro que no.

Todas las partes implicadas en el conflicto eluden hablar en público de "racismo"

La situación está muy enconada pero nadie quiere utilizar públicamente la palabra "racismo". Jesús Giménez, presidente de Iniciativa Gitana, y mediador en el conflicto, la utiliza en conversaciones privadas pero la soslaya ante los medios de comunicación. Su mayor preocupación son los niños. Desde hace más de un mes, va de reunión en reunión. Está agotado. Su deseo era que los críos volvieran a clase; llevaban 40 días en casa. Los padres de los pequeños son gente bien integrada. Lo cuenta Giménez: "Los niños son muy buenos, no son problemáticos ni agresivos. Cómo van a atacar a 600 alumnos del centro, como dicen los padres de los payos. Si tuvieran algún problemilla, siempre he dicho que disponemos de medios para trabajar con ellos, porque los gitanos pueden tener peculiaridades, pero eso no significa que sean peligrosos".

El representante de la etnia gitana en la comunidad vasca desde hace años se negó a que los niños se incorporaran a las aulas a la vuelta de las pasadas vacaciones de Semana Santa. Los ánimos estaban entonces muy encrespados y temía un estallido violento. "Pensé que podían sufrir. Al cambio de colegio [el anterior cerró el pasado 31 de marzo] se unía todo ese rechazo. No sé si quieren acabar con los niños", señala.

La asociación de padres del colegio San Juan Bosco quiere dejar "bien claro" que su rechazo no es una muestra de racismo. Es miedo. "Los niños sufren la influencia del entorno social que les rodea. No queremos ver cómo 600 niños tienen que abandonar su colegio, sus amistades y buscar acomodo en otros centros".

Los alumnos del colegio religioso no se incorporaron a clase el pasado 2 de mayo, tras el periodo vacacional, y algunos padres han expresado ya su inquietud por la cercanía del final del curso escolar. Los profesores, por el contrario, han aceptado la decisión del Departamento de Educación y están dispuestos, como hicieron ayer, a seguir dando clase a los niños de etnia gitana. "Igual que a los demás", señaló un docente.

La asociación de padres ha remitido un escrito al Ayuntamiento de Barakaldo en el que le hace saber que no están "dispuestos a que estos niños sean escolarizados dentro de las instalaciones" y les invitan a tomar las medidas necesarias.

La corporación en pleno de Barakaldo les ha respondido con el respaldo a la escolarización. Además, ofrecen los "medios humanos y materiales" necesarios para tratar de resolver el problema. Sin embargo, los padres del colegio concertado siguen sin aceptar.

El conflicto estalló con el cierre de un centro público

I. CAMACHO Bilbao

Todo comenzó el pasado 31 de marzo con el cierre del colegio público Ametzaga, en el barrio de Retuerto, en Barakaldo. El centro estaba ubicado en una zona en la que residen familias de etnia gitana y la totalidad del alumnado del centro, 13 niños de entre 3 y 12 años, eran gitanos. El equipo docente estaba formado por ocho profesores y algunos se quejaban de que los padres de los alumnos se dirigían a ellos de malas maneras. Sin embargo, un concejal del Ayuntamiento de Barakaldo, que prefiere ocultar su identidad, señala que el trato era "exactamente igual que el de cualquier padre que habla con el profesor porque cree que ha hecho algo a su hijo y no le gusta". El centro Ametzaga disponía de recursos humanos especiales para la integración de los niños, que estaban distribuidos en varias clases en función de la edad.

El Departamento de Educación se planteó cerrar el colegio a finales del pasado año ante las denuncias de agresiones a profesores. Finalmente, el 31 de marzo lo clausuró después de que un niño pegara a un docente con una regla. "El procedimiento de cerrar el colegio no fue el más adecuado, se realizó precipitadamente, al no esperar la terminación del curso. Los problemas podían haberse resuelto con la presencia de los monitores de Iniciativa Gitana en el comedor", reconoce el alcalde de Barakaldo, Carlos Pera, de acuerdo con todos los grupos municipales.

Los rechazados

El pasado 3 de abril, Educación trató de distribuir a los 13 niños que se quedaron sin colegio en cuatro centros. Dos colegios, el 5 de abril, y uno, días más tarde. Aceptaron a un total de diez escolares. Pero los tres hermanos K., de 3 años, y las niñas R., de 7, y R., de 8, no fueron admitidos en el colegio Zuazo, a donde fueron destinados.

El conflicto estalló y el 14 de abril, Educación anunció que el destino de los tres niños no era Zuazo, sino el colegio San Juan Bosco, regido por la orden religiosa de los Salesianos. Los padres de los 633 niños matriculados en el centro concertado no esperaron para manifestar su oposición.

El mismo 14 de abril, un grupo de padres cortó la autopista N-634, a la altura de Barakaldo, e interrumpió el tráfico; paralelamente, recogieron 400 firmas de rechazo a la escolarización de los niños. "Si ellos entran, nuestros hijos no irán a clase", anunciaron entonces. Y, ayer, lo cumplieron.

Pero antes ya habían sucedido las acciones de protesta. Sólo en el periodo vacacional de Semana Santa se interrumpieron las movilizaciones. A la vuelta, el primer día lectivo, el 2 de mayo, los padres y muchos de los alumnos volvieron a manifestarse con pancartas.

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