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Un 39% de los europeos firmaría un manifiesto contra la biotecnología Los españoles son los mayores partidarios de los transgénicos

El eurobarómetro hecho público ayer fue encargado por la UE para sondear la opinión de los europeos sobre el uso de las biotecnologías. Los resultados muestran una gran división. Un 39% de los 16.000 encuestados se manifestó de acuerdo con prohibir la biotecnología, un 38% en contra y un 23% no tenía formada opinión. Españoles, suecos, portugueses y belgas fueron los que se mostraron más partidarios de las biociencias.

Los europeos consideran que los riesgos derivados de la modificación genética de los alimentos son muy altos y por eso son favorables a que no se apoye esta técnica. Tampoco lo son de la clonación de animales, ni siquiera cuando tienen fines médicos. Más tolerantes se muestran con la clonación de tejidos y la transferencia de genes para hacer los cultivos más resistentes. La modificación de bacterias para limpiar vertidos contaminantes o fabricar medicamentos o el uso de la biotecnología para detectar y curar enfermedades cuenta con mayor aprobación, según el eurobarómetro realizado entre noviembre y diciembre de 1999. El rechazo hacia los alimentos transgénicos no sorprende a los científicos "por su mala prensa", pero, cuando se considera que la modificación genética es útil, como su aplicación en la producción de fármacos, la sociedad la apoya. "Si una aplicación se considera útil, la opinión pública está dispuesta a aceptar riesgos", explicó el coordinador de la encuesta, George Gaskell. "Si no, la gente piensa que el riesgo aumenta, lo que hace que la aceptabilidad moral y el apoyo disminuyan", añadió.

El eurobarómetro muestra que la mayoría de los ciudadanos tiene bastante miedo de los alimentos genéticamente modificados (3,57 sobre una escala que va del 5 -mucho miedo- al 1 -total confianza-), y rechaza la afirmación de que los riesgos sean aceptables. Sobre los beneficios que los organismos genéticamente modificados pueden aportar, la opinión pública no cree que sean buenos (1,73 puntos sobre 4), y sólo en España el público se muestra relativamente de acuerdo (2,07) con que tienen ventajas.

"La falta de utilidad en los alimentos transgénicos ha sido el talón de Aquiles de esta aplicación", reconoció el profesor. Lo mismo se puede afirmar sobre la clonación, aunque la humana está moralmente mejor aceptada que la animal, según Gaskell. "Pocas personas asocian la clonación de la oveja Dolly con sus aplicaciones médicas", añadió el profesor, que lamentó que el ciudadano considere esta técnica "como algo que hacen los científicos cuando están locos".

La sociedad europea está interesada en conocer los progresos que se hacen en las ciencias de la vida, pero los ciudadanos no están bien informados sobre las cuestiones ligadas a la biociencia. Sólo un 11% de los encuestados afirmó sentirse suficientemente al tanto, contra un 81% que dice que no lo está. Las invenciones en biociencia en muchos casos no son entendidas por el ciudadano, como lo demuestra que el 24% de los encuestados crea que, si comen un fruto transgénico, sus genes podrán ser modificados, contra un 42% que no cree esta afirmación. Un 35% de los europeos piensa que los tomates ordinarios no tienen genes, mientras que los modificados, sí", según Gaskell.

Para responder a los problemas que se plantea la sociedad, la Comisión Europea anunció ayer la creación de un grupo de 11 investigadores de alto nivel para "lanzar un proceso de diálogo entre la sociedad y los científicos", explicó el comisario europeo responsable de Investigación, Philippe Busquin.

"Las ciencias de la vida son un aspecto crucial en la sociedad y en la economía europea, por eso hay que tener muy en cuenta las opiniones expresadas por la opinión pública", añadió Axel Kahn, presidente del grupo. El foro, que se reunirá por primera vez en noviembre, tendrá como objetivo dar a conocer a los ciudadanos las invenciones. "No habrá un futuro tranquilo si no hay un diálogo entre la sociedad y los científicos", concluyó Kahn.

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