JOHN L. REID Investigador de Glasgow "Un fármaco para la hipertensión reduce el riesgo de cáncer"
John L. Reid (Glasgow, 1943), profesor de Medicina del Gardiner Institute, de la Universidad de Glasglow, asegura haber comprobado que los inhibidores de la hormona que desencadena la hipertensión arterial pueden reducir entre un 20% y un 30% la incidencia de cáncer, fundamentalmente en los casos de mama y ginecológicos. Ésta es la principal conclusión de sus investigaciones, desarrolladas durante más de 30 años en 11.000 pacientes hipertensos. El científico escocés participó en la Reunión Anual de la Sección de Hipertensión Arterial de la Sociedad Española de Cardiología, celebrada recientemente en Bilbao, que estuvo presidida por José Ramón González-Juanatey, del hospital Clínico Santiago de Compostela.
Jonh L. Reid es afable y reitera de forma didáctica sus explicaciones hasta que considera que el oyente le ha comprendido. Destaca que con su investigación, iniciada en 1969, trata de dirimir la controversia que desde hace varios años enfrenta a los investigadores de la hipertensión sobre si existe relación entre esta enfermedad y la posibilidad de desarrollar un cáncer. "Mi primer mensaje es que el cáncer no aumenta en los enfermos hipertensos. Hay unos 50 trabajos que aseguran que entre los hipertensos hay mayor incidencia de cáncer y otros que dicen que lo sufren menos. Yo digo que no hay asociación".
En la Universidad de Glasgow dispone de una base de datos de más de 11.000 hipertensos. Durante más de 30 años se ha hecho un seguimiento de cada paciente. Con un registro tan amplio, que Reid no duda en considerar el mayor existente, se ha comprobado que no hay relación. "De los 11.000 pacientes estudiados, 2.500 fallecieron, y de éstos, sólo la mitad murieron de cáncer, una cifra que se corresponde plenamente con el índice de muertes por cáncer en la población". Recuerda, en cambio, que más del 20% de las muertes por infarto son atribuibles a la hipertensión.
Reid advierte del riesgo que comporta la hipertensión y destaca que un 60% de las personas que la sufren pueden desarrollar una hipertrofia del ventrículo izquierdo, es decir, un ensanchamiento de las paredes del corazón, lo que supone un factor independiente de riesgo que aumenta las posibilidades de infarto.
Una vez que el investigador escocés deja su "primer mensaje" claro, se adentra en el segundo y más "interesante". El tratamiento recibido por los 11.000 pacientes le ha proporcionado lo que considera "un descubrimiento pionero en su categoría, tanto por el volumen de pacientes atendidos como por el periodo de seguimiento". Ha constatado la existencia de un vínculo entre los fármacos empleados para controlar la presión arterial y la aparición de tumores.
Inhibidores de IECA
"Se han utilizado cuatro tipos de fármacos diferentes de antihipertensivos: diuréticos, beta-bloqueantes, antagonistas del calcio e inhibidores de IECA [hormona desencadenante de la hipertensión]. Frente a un trabajo publicado en Estados Unidos en 1996 que aseguraba lo contrario, nosotros hemos comprobado que el tratamiento con antagonistas del calcio no aumenta el riesgo de cáncer. Tampoco los beta-bloqueantes ni los diuréticos. Su efecto es neutro", detalla.
La aportación, según explica, proviene de que, en cambio, los inhibidores de la hormona angiotensina II, desencadenante de la hipertensión, "reducen, en un periodo no inferior a tres años de tratamiento, la mortalidad por cáncer entre un 20% y un 30%, y en la misma proporción, las posibilidades de aparición".
Reid argumenta que la única explicación es que los fármacos reducen el riesgo. Los resultados de su investigación fueron publicados por la prestigiosa revista Lancet a finales de 1999.
El hallazgo del profesor de la Universidad de Glasgow servirá también para confirmar que el tratamiento puede ser válido en los cánceres más frecuentes. Y fundamentalmente, en los ginecológicos y de mama. "Creemos que necesitamos continuar con la investigación en pacientes durante más años. Hasta que no haya un seguimiento de entre 15 y 30 años con un gran número de pacientes, no se podrá asegurar que los inhibidores de la IECA puedan prevenir el cáncer", indica, cauteloso.
De momento, se están desarrollando experimentos en animales, en los que parece confirmarse que el inhibidor limita la progresión de los tumores.
El profesor Reid recurre a su "rigor y responsabilidad" de investigador cuando se le plantea que, si se demostrara la eficacia del fármaco en la prevención del cáncer, su consumo podría incluirse, por ejemplo, en la dieta. "Para un científico es un poco loco hablar de esas cosas; tenemos que seguir investigando". Sin embargo, no duda en recalcar que los datos experimentales confirman que la angiotensina II "previene el crecimiento celular que acompaña al cáncer. La hormona de la hipertensión favorece la llegada de la sangre al cáncer y, por tanto, puede pensarse que el bloqueo de esta sustancia puede limitar el cáncer".
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