Una resistencia encabezada por Gloria Estefan y Andy García

Gloria Estefan tomó ayer el micrófono, para hacer, esta vez, un llamamiento a la calma en Miami y para extenderle una rama de olivo al padre de Elián. "Le damos la bienvenida pacífica al padre, le ofrecemos aquí un santuario, porque entendemos que él es otra víctima de la represión de Castro", dijo. "Que no se confunda la pasión de los cubanos con la violencia", añadió, "somos una comunidad pacífica, pero queremos ejercer el derecho a la protesta". La cantante hizo esos comentarios en público, a las 14.15 (seis horas más en Madrid), frente a la casa del tío abuelo de Elián y rodeada por los alcaldes de Miami y Miami-Dade. Acababa de vencer el plazo de entrega de Elián. El sentir entre la muchedumbre que rodeaba la casa de la Pequeña Habana era como el del cuento del pastorcito mentiroso. "¡Que viene Reno, que llegan los marshals, que cierran las calles...!". Pero pasaban las horas y nada ocurría. El gentío entonces se iba envalentonando. Gritaba: "¡Elián no se va, se queda en libertad!", "¡Clinton cobarde, Miami está que arde!".

Eran más de 3.000 personas y siguieron llegando, cantando, gritando, rezando. Pobres, ricos, famosos, blancos, negros, jóvenes y viejos. Además de Gloria Estefan, allí estaban el actor Andy García y Arturo Sandoval, tocando con su trompeta los himnos de EEUU y Cuba . "Debemos respetar el deseo de la madre que dio su vida por Elián; si vuelve a Cuba vuelve a las manos de Castro, no a las de su padre", dijo a EL PAÍS, con la voz entrecortada, a punto de llorar, Andy García. "El niño tiene derecho a ser escuchado", añadió. "Que decida él, que diga si se quiere ir a Cuba o quedarse".

Las emociones eran tan altas que era difícil prever cómo iba a desembocar la situación. El enorme dispositivo de seguridad observaba sin intervenir. El teniente Bill Schwartz dijo que no tenían previsto desalojar la zona.