Hispanos
Parece de Kafka. En los exámenes de selectividad de la universidad Rovira i Virgili (Tarragona), un alumno (uno) pide el examen en castellano, la profesora de Gramática Española se lo da, y el rector la castiga. Gracias al pacto que en torno a la Causa mantienen todos los partidos catalanes menos el PP, lo habitual habría sido que esta tontería muriera en el limbo de lo nunca acaecido. Pero la plataforma Conviviencia Cívica Catalana acudió en defensa de la castigada. Ahora bien, el presidente de la plataforma, Vidal-Quadras, es un apestado cuyos ojos se parecen cada vez más a los de Rushdie. De manera que cuando alguien osa denunciar un abuso de los cruzados, se convierte en otro apestado. Y se silencia, por ejemplo, que el estudiante no pidió una foto de Aznar sino un examen en castellano, lengua que quizás le resulte más cómoda a la hora de jugarse su futuro. El celo de los cruzados demuestra que son incapaces de practicar, no ya la tolerancia, sino la piedad que Franco les negó.De no ser por la plataforma de los apestados, aquí no habría pasado nada. Ningún político, sindicalista o colega, absolutamente nadie que tenga algo que perder, se atrevería a mover un dedo por un estudiante (uno) y una profesora (una), aunque les asista el derecho. ¿Qué importancia tienen los derechos personales frente a la Causa de la Lengua? La unanimidad del cogollo político en torno a la Causa es total y nadie en su sano juicio se enfrenta a la totalidad del poder en un país controlado por una docena de familias económicas y políticas. Por eso, ante el pasmo de socialistas y comunistas, el cinturón proletario de Barcelona ha comenzado a votar al PP.
Esta no es una historia de buenos y malos. Los mismos que castigan a la profesora admitirían que las normas para legalizar a los inmigrantes marroquíes pudieran leerse en catalán y en árabe. Ni siquiera perciben como un disparate que haya mayor tolerancia lingüística para un marroquí que para un hispano. Todo hispano es un imperialista y el castellano ha de ser combatido, sobre todo en la universidad. La consecuencia es que, gracias al talento político de la izquierda catalana, el futuro está claro: la Cataluña rural para CiU, y la urbana para el PP. O sea, 20 años más de lo mismo.
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