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Neuronas humanas de origen embrionario

Javier Sampedro

Un equipo científico australiano informó ayer de que había conseguido controlar la producción de neuronas a partir de células madre obtenidas de embriones humanos. El logro supone un paso más hacia la utilización terapéutica de la tecnología de las células embrionarias humanas. Aunque se sabe que estas células pueden producir cualquier tipo de tejido adulto, los científicos tienen todavía problemas para determinar en cada caso el tipo exacto de tejido que se diferencia.El trabajo, realizado por el equipo de Martin Pera, del Instituto Monash de Reproducción y Desarrollo, requirió una colaboración con la Universidad Nacional de Singapur, que fue la que aportó las células obtenidas de embriones humanos de pocos días.

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Estos investigadores australianos intentan ahora afinar más y encontrar la forma de producir tipos concretos de neuronas (por ejemplo, neuronas que secreten el neurotransmisor dopamina). Si lo consiguen, las aplicaciones clínicas serían inmediatas. El Parkinson, por ejemplo, se debe a la muerte de un pequeño grupo de neuronas de la base del cerebro cuya única función es suministrar dopamina a otras regiones cerebrales. Un trasplante de neuronas productoras de dopamina podría lograr una drástica mejora de los pacientes, o incluso una curación.

Embrión clónico

Para que los trasplantes de ese tipo no sean rechazados por el sistema inmune del receptor, lo ideal es que los embriones de los que se obtienen las células sean un clon del paciente. La idea es obtener un núcleo de una célula del paciente e inyectarlo dentro de un óvulo al que previamente se le ha extraído su propio núcleo (la misma técnica por la que se clonó la oveja Dolly y otras especies de mamíferos). Ese óvulo manipulado empieza a dividirse en el laboratorio hasta que, en unas dos semanas, llega a un estadio embrionario llamado blastocisto.

Si ese embrión se implantara en una mujer, el resultado sería un niño clónico, genéticamente idéntico al paciente. Pero lo que pretenden los científicos no es implantarlo, sino destruir el embrión para obtener de él las células madre, que luego pueden cultivarse en el laboratorio indefinidamente. Las células madre son capaces de producir cualquier tejido adulto, y el ejemplo australiano de ayer demuestra que los investigadores ya están aprendiendo cómo controlar ese proceso de diferenciación.

Los tejidos producidos podrán usarse para reponer los tejidos dañados en numerosas enfermedades sin generar rechazos inmunológicos.

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