El ave fénix remonta el vuelo
EMPRESAS Y EMPRESARIOS
Empezó fabricando anillas pero pronto se centró en los materiales para la construcción
La historia de Urbina S.A. es la de muchas empresas vascas que saben de los sinsabores cíclicos y de las profundas crisis coyunturales que convierten a los supervivientes en francotiradores con el corazón blindado. Este blindaje, en el caso de la firma alavesa, es metalizado como todos los productos que elabora desde hace cerca de medio siglo en el que ha superado un incendio que devastó la fábrica y una suspensión de pagos que estuvo cerca de rubricar su defunción.El nombre proviene del fundador, padre de uno de los directivos actuales, Javier Urbina. En aquel lejano 1957, cuando se fundó, la empresa fabricaba anillas que en su mayor parte tenían un destino militar, pero pronto se diversificó la producción y se centró en el ámbito de los materiales de construcción metálicos, como el caso de los encofrados.
La empresa empezó entonces a comprobar los vaivenes del mercado hasta que a mediados de los años setenta, coincidiendo con la crisis general del sistema internacional, entró en barrena y tuvo una importante suspensión de pagos. "Todos pensaban que lo mejor era cerrar", señala Luis López de Sosoaga, gerente de la firma en la actualidad. Fue en aquel momento cuando tres socios -el referido Javier Urbina, Rafael Irazu y Javier López de Sosoaga- lograron, a base de gran esfuerzo y "unas negociaciones muy fuertes" con todo el entorno, reflotar la compañía. Este impulso se vio acompañado de un estricto plan de viabilidad y de una nueva mentalidad que pasaba por el borrón y cuenta nueva de la modernización.
Los años del relanzamiento contaron con el empuje definitivo que significó el boom de la construcción en los años ochenta. "No fue fácil ya que había entonces unas deudas de 1.000 millones de pesetas", señala López de Sosoaga, "pero se consiguió sanear la empresa tras varios años de trabajo".
Se invirtió en maquinaria nueva y entraron trabajadores jóvenes que convivieron con los veteranos. Pero de nuevo, cuando las cosas parecían funcionar, los imponderables se cebaron sobre Urbina y hace sólo dos años sufrió un incendio en la planta de Uritiasolo que les llevó a realizar un nuevo replanteamiento.
Consiguieron que sus clientes no abandonaran el barco y a base de financiaciones a largo plazo y "sirviendo tarde durante mucho tiempo" han logrado en la actualidad ponerse al día.
Desde hace varios años conviven trabajadores menores de 30 años con los veteranos. "Se trata de un cambio cultural muy importante, ya que los mayores están mucho más asentados y son los nuevos los que tienen más espíritu de innovación", indica López de Sosoaga. El gerente subraya que las inversiones anuales pueden superar los 200 millones de pesetas, la mayor parte de ellos en tecnología y maquinaria nueva. Pero también va a cursos de formación y adaptación a las nuevas técnicas de producción.
La dependencia que mantiene esta empresa respecto al devenir del sector de la construcción es muy grande. En la actualidad esta situación se encuentra en una de sus crestas periódicas por lo que la bonanza es generalizada. La empresa atraviesa hoy en día una situación de bonanza pero desde la dirección reconocen que los ciclos positivos en el sector de la construcción, referente de toda su actividad, son de tres o cuatro años, por lo que "es fundamental estar preparado para cuando las cosas puedan cambiar y tener un espíritu de ampliación de mercados".
Los productos principales con los que trabaja Urbina, SA son los puntales, andamios, escaleras, plataformas de trabajo, encofrados, vallas metálicas, carretillas y una larga relación de productos menores siempre dentro del mismo segmento empresarial. La venta se realiza en general por familias o grupos de elementos y los clientes más importantes son mayoristas. "En este sector o vas directamente al constructor o te diriges al intermediario", señala el gerente. "Los primeros pueden llegar a pagar hasta en 300 días, por lo que nos resulta mucho más rentable hacerlo a través de los mayoristas que no exceden de los 70 días, y además te permiten alcanzar un mercado más amplio".
Recalca también el gerente que la competencia es fuerte "porque no ha habido una reglamentación nunca" lo que ha generado un mercado muy poco controlado. La calidad de los materiales no ha sido valorada en su justa medida, y sólo ahora en que las homologaciones europeas cobran una creciente importancia se empieza a despejar el camino. Así, los rivales de Urbina, S.A. en el mercado estatal son diversas firmas alemanas y una empresa situada en la órbita de las cooperativas de Mondragón.
La alta siniestralidad laboral en la construcción precisamente está impulsando que sindicatos, empresarios y Administración fijen unos parámetros de exigencia mayor en la calidad de los productos. La perspectiva para los próximos años pasa por la consolidación de los productos más avanzados que fabrica Urbina, S.A., como los andamios combi o multidireccionales "que progresivamente deben sustituir a los actuales, más inseguros", explica López de Sosoaga.
De América a Europa
La mirada exterior de Urbina, S.A. ha tenido hasta el momento un punto de referencia fijo: América. Los más de 200 millones que factura por trabajos más allá de las fronteras españolas se han traducido en contratos en Argentina, Brasil, Chile o Estados Unidos. La explicación es muy simple: "Las exigencias de homologación en estos países son muy similares a las de España y es muy sencillo trabajar allí", indica el máximo responsable de la firma vasca."En Europa, ya desde hace años han puesto el listón mucho más alto, y es complicado entrar en ese mercado", puntualiza. Sin embargo, los planteamientos de futuro pasan por este nuevo objetivo.
Superados los problemas derivados del incendio de hace dos años y modernizada la tecnología, Urbina S.A. dispone ya de una base de producción suficiente para dar el salto más allá de los Pirineos. Uno de los factores que los gestores de la empresa consideran más importantes en la renovación de la misma es la entrada de personal joven.
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