Campaña contra 'El Comercio'

Los cuatro principales canales de televisión de señal abierta, que llegan al 80% de los peruanos, son dóciles al Gobierno. Ninguno de ellos informó de la supuesta falsificación de firmas. Ello no fue impedimento para que la presidenta del Congreso, Martha Hildebrandt, connotada representante del oficialismo, lanzara un duro ataque a los informadores peruanos. "Máquinas de ataque", les llamó en un almuerzo. "No hacen ninguna pregunta positiva, todas las preguntas son negativas; entonces, eso no es periodismo", dijo la legisladora convertida en repentina juez de ética periodística. "Algunos programas de televisión se han convertido en pelotones de fusilamiento; cuando el periodista es una máquina de ataque, entonces esto se convierte en un tribunal de Nüremberg", sentenció.

Con antelación a las declaraciones de Hildebrandt, ya se había puesto en marcha una operación contra el diario que denunció la presunta falsificación de firmas. El Canal 2 aseguró que los principales accionistas y directivos de El Comercio estaban involucrados en delitos en perjuicio del Estado y de los demás accionistas de dicha empresa. Rápidamente, el diario alertó a sus lectores de la existencia de una maniobra judicial para entregar la propiedad de uno de los diarios más antiguos y respetados de Perú a accionistas minoritarios, adeptos al Gobierno, como medida de represalia, tal y como ocurrió en 1997, cuando las autoridades retiraron la nacionalidad peruana al empresario israelí Baruch Ivcher, que perdió el Canal 2-Frecuencia Latina en beneficio de los accionistas minoritarios. El director de El Comercio, Alejandro Miró Quesada, dijo esta semana que "los indicios son suficientes para pensar que hay un riesgo de que el diario pudiera ser tomado, controlado y sojuzgado por el Gobierno".