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Reportaje:

La energía del viento

Cuarenta torres -aerogeneradores- de 60 metros de altura con aspas de 20 metros de envergadura, se alinearán en los cuatro kilómetros de sierra que unen Uradakotxena y el monolito de Mugarriluze, en el límite provincial de Álava y Guipúzcoa. Éste será el escenario final del primer parque eólico del País Vasco, que este verano se podrá contemplar en la sierra de Elguea y cuya instalación se ha iniciado esta semana después de un largo proceso de gestación de cuatro años.Con un presupuesto final de 4.000 millones de pesetas, las previsiones señalan una producción de energía de entre 65 y 75 millones de kilovatios/hora por año, lo que representa cubrir el consumo doméstico de 100.000 personas, la mitad de la población de Vitoria. Esta energía revertirá en la red de abastecimiento y se distribuirá "en las zonas más próximas, probablemente entre Elguea y la capital alavesa", indica Roberto Izaga, gerente de la empresa Eólicas de Euskadi.

En 1996, el Ente Vasco de la Energía (EVE), organismo dependiente del Gobierno vasco, e Iberdrola crearon Eólicas de Euskadi, una sociedad participada al 50% y que puso en marcha un estudio eólico en la comunidad autónoma. En varias sierras y zonas altas del País Vasco fueron instalados medidores de velocidad y dirección del viento tras haber comprobado que existían más de una veintena de posibles emplazamientos, la mayor parte de ellos en Álava. La potencia previsible significa producir entre el 8% y el 10% de la energía eléctrica en Euskadi. Finalmente se decidió elegir como lugar adecuado para este proyecto la sierra de Elguea.

A un ritmo de instalación de tres aerogeneradores por semana, se pretende que en el mes de julio las 40 torres estén ya produciendo energía, en tanto la subestación eléctrica que controlará todo el caudal energético estará montada en dos semanas.

Las torres, que se podrán ver desde muchos kilómetros de distancia, son turbinas de más de 60 metros de altura, 37 toneladas de peso y que cuentan con tres palas que se ponen en marcha cuando la velocidad del viento alcanza los cuatro metros por segundo, y se paran por motivos de seguridad de manera automática cuando supera los 25 metros por segundo.

Uno de los problemas de última hora que ha surgido ha sido la falta de una licencia para la instalación de los molinos correspondientes al termino municipal de Escoriaza, en Guipúzcoa. Este permiso ha sido tramitado, pero con unas condiciones que aún están siendo estudiadas desde Eólicas de Euskadi. "Los municipios deben participar en este proyecto", señala Edorta Zubizarreta, alcalde de esa localidad. "No estamos en contra del parque, pero creemos que debemos entrar en el reparto de beneficios", añade.

Voces disidentes

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La postura de los ecologistas ha sido crítica durante la fase de preparación del proyecto. "Estamos a favor de este tipo de energías limpias", indica Andrés Illana, portavoz del Grupo Alavés de Defensa de la Naturaleza, "pero el Gobierno vasco no ha obrado con corrección" al no haber aprobado con anterioridad un plan territorial sectorial. Desecha que se produzca un impacto visual en la zona "ya que Elguea ya estaba machacada con anterioridad", merced a la existencia de tendidos eléctricos y pistas forestales.

Las voces disidentes que se han escuchado con mayor fuerza han sido las de colectivos de montañeros y asociaciones vecinales de la zona alavesa de Barrundia. Sus argumentos se basan en el deterioro visual y la alteración de un espacio natural poco afectado por la mano del hombre. El proyecto de Elguea ha contado con un estudio de impacto ambiental realizado por Eólicas y cuyo protocolo de actuación se ha cumplido sin problemas. "Se calcula que se puede reducir la emisión de CO2 en 60 toneladas anuales", subraya Izaga.

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