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Trabajo invisible

Amaya Iríbar

El trabajo invisible, aquel que no se remunera ni es reconocido por la sociedad, recae casi siempre sobre los hombros de las mujeres. El cuidado de los familiares enfermos no es una excepción. El 65% de las horas que cada mujer dedica a la salud se las regala a sus hijos o padres enfermos. Los hombres se centran en sí mismos y sólo entregan a sus familiares más cercanos el 27% de estas horas, según el estudio Los costes invisibles de la enfermedad de la Fundación BBV, presentado ayer en Madrid. Su autora, la socióloga del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) María Ángeles Durán, subrayó ayer esta diferencia, que se explica en parte por el hecho de que la mujer ha asumido tradicionalmente esa carga. Las mujeres dedican más tiempo a la salud que los hombres (338 horas al año por 277). Y el 88% de las horas de atención que exigen los enfermos corresponden a los familiares, casi siempre mujeres, por un 12% de los profesionales sanitarios. El caso de la atención de los tetrapléjicos es significativo: de las 3.157 horas de cuidados familiares que exigen al año, 2.264 se las dedican sus madres, frente a las 893 de los padres, menos de la mitad.

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Estos datos llevan a Durán a concluir que es necesario replantearse el sistema actual de atención, más si se tiene en cuenta que cada vez hay más mayores y menos amas de casa. En los últimos 10 años el número de amas de casa se ha reducido en un millón, lo que significa que ese ejército de mujeres disponibles para hacer frente al cuidado de los mayores, niños y enfermos, a cambio de nada, es cada vez menor.

El desafío es, pues doble y exige "un enorme esfuerzo colectivo", concluyó Durán, para quien es necesario un cambio legal para reconocer este trabajo invisible que, por su coste, no puede ser asumido por el sistema sanitario.

Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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