Juan Goytisolo parodia en un libro la historia de la sexualidad
En los borradores de su nueva novela, Carajicomedia, Juan Goytisolo tuvo la tentación de escribir "una minuciosa autobiografía sexual". Pero se dio cuenta de que esa acumulación de relatos sería "cargante y monótona" si no introducía la parodia. Y eligió definitivamente el camino del remedo, la irreverencia y la provocación para recorrer con sentido del humor los diferentes discursos acerca del sexo, desde el siglo XVI hasta Camino, de Escrivá de Balaguer. Goytisolo (Barcelona, 1931) recurrió a la lectura de algunas recomendaciones del fundador del Opus Dei, monseñor Escrivá de Balaguer, a un discípulo para presentar Carajicomedia (Seix Barral) el jueves: "Sé un instrumento, chico o grande, hosco o frágil, tu deber es ser instrumento"; "el dolor se convertirá pronto en paz"; "las mujeres no hace falta que sean sabias, basta con que sean discretas...".
Son sólo algunos de los aforismos de Balaguer ("reflejos de la libido textual de Camino"), que Goytisolo, acompañado de Luis Carandell y Jon Juaristi, desgranó ante un centenar de asistentes. El escritor vasco no pudo evitar hacer comparaciones. "Mi paisano Ignacio de Loyola, que no había leído Camino, cumplió una de sus máximas -ten mucha descendencia, rastro innegable del amor- teniendo muchos hijos, entre ellos Arzalluz". Pero también recomendó Juaristi acercarse a Carajicomedia con dos claves: considerando que es la culminación del lenguaje católico español castizo, y, a través de su lectura transgresora, "convertirla en una auténtica guía de pecar".
Goytisolo crea varias voces, entre ellas la del santón père de Trennes, entregado a una misión apostólica por hoteluchos de una sola noche, mingitorios, cines y baños de vapor, para urdir parodias sobre los diferentes discursos del sexo: el religioso, el socialmente correcto, el machista y el gay.
Pero también retoma el intento que ya formuló en Cogitus interruptus (1999): invitar a la lectura de los clásicos ("unos ignorados y otros mal leídos"), desde Cervantes, el Arcipreste de Talavera, Enríquez y Villamediana hasta Góngora. Y tampoco olvida a Blanco White y dos grandes amigos suyos, Severo Sarduy y Gil de Biedma.
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