La patente para clonar células humanas forma parte del proyecto de una gran multinacional El Gobierno alemán recurrirá la licencia concedida a la Universidad de Edimburgo
La primera patente europea para clonar y cultivar células humanas fue un error por parte de la Oficina Europea de Patentes, pero no por parte de los solicitantes. Uno de ellos, la compañía australiana Stem Cell Sciences, firmó en agosto pasado una alianza con Aventis, la mayor multinacional biotecnológica del mundo, para desarrollar "terapias regenerativas basadas en cultivos celulares". Esta técnica utiliza el material genético de la célula de un paciente para crear un embrión humano clónico y, a partir de él, desarrollar cultivos celulares para trasplantar tejidos sin rechazo.
La revelación, el lunes, de que la Oficina Europea de Patentes había aprobado por error una técnica que, entre otras cosas, permite clonar y cultivar células humanas provocó ayer un considerable revuelo. El Gobierno alemán, a instancias de su ministra de Sanidad, Andrea Fischer (verde), anunció que interpondrá un recurso formal ante la citada oficina. Esta institución no puede anular de oficio la patente, sino que requiere que terceras partes inicien un recruso contra la técnica. El proceso puede llevar años, según la propia Oficina.Ayer, un pequeño grupo de activistas de Greenpeace escenificó una protesta ante la Oficina Europea de Patentes, con sede en Munich. Fue esta organización la que reparó en que la técnica aprobada incluía una mención explícita a las células humanas.
Los científicos, en su mayor parte, están convencidos de que la clonación y el cultivo de células humanas constituye una valiosísima herramienta para la medicina, pero la técnica, que implica la manipulación de células y embriones humanos, choca por el momento con todo tipo de obstáculos éticos y legislativos. Los países europeos no permiten esas manipulaciones, con la dudosa excepción del Reino Unido, donde la ley es ambigua en algunos puntos.
Los experimentos no están prohibidos en Estados Unidos, pero carecen de fondos públicos debido a un expreso bloqueo del Congreso. Ello deja el enorme campo de las terapias celulares en manos de las empresas privadas de biotecnología, en contra del criterio de la élite científica estadounidense, incluido el director de los Institutos Nacionales de la Salud, Harold Varmus.
La oportunidad comercial no ha pasado inadvertida para la gran industria. El gigante biotecnológico Aventis, producto de la fusión de Rhône-Poulenc con Hoechst, firmó en agosto pasado una alianza con la firma australiana Stem Cell Sciences para garantizarse la tecnología necesaria en materia de cultivos celulares. Y fue precisamente Stem Cell Sciences la que, junto a la Universidad de Edimburgo, presentó la solicitud de patente que saltó a la luz el lunes.
El propio nombre de la empresa hace referencia a la tecnología en que basa su negocio. Las stem cells, o células madre, se obtienen de los embriones humanos, pueden cultivarse indefinidamente en el laboratorio y luego, a voluntad del investigador, convertirse en cualquier tipo de tejido humano adulto. Para que la técnica sea realmente útil, debe empezar por una clonación, de modo que los tejidos finales sean genéticamente idénticos a los del paciente y puedan trasplantársele sin problemas de rechazo.
Peter Mountford, director científico de Stem Cell Sciences y firmante de la solicitud aprobada por error por la Oficina Europea de Patentes, emitió un comunicado en agosto para informar de la alianza con Aventis en el que señalaba: "Stem Cell Sciences tiene una licencia exclusiva para usar la tecnología del mayor instituto del mundo en investigación sobre células madre, el Centro para la Investigación Genómica de la Universidad de Edimburgo [el otro solicitante de la patente]".
Mountford añadía: "Nuestra firma usará las tecnologías de cultivo celular que tiene desarrolladas para [...] proveer a gran escala células destinadas al negocio a largo plazo de la compañía [Aventis] en terapias regenerativas celulares para la medicina humana".
Aventis es actualmente el líder mundial en biotecnología. Emplea a 90.000 personas en todo el mundo, sus actividades abarcan desde la agricultura hasta la medicina, sus ventas anuales ascienden a 13.100 millones de euros (2,2 billones de pesetas) y sus presupuestos para investigación y desarrollo son difíciles de igualar: 2.800 millones de euros (466.000 millones de pesetas).
Según la Universidad de Edimburgo (Escocia), la patente fue solicitada en 1993 y Austin Smith, el científico británico que confirma con Mountford la solicitud, sólo utiliza ratones de laboratorio para sus experimentos, informa Isabel Ferrer. "Su trabajo no está relacionado con la clonación de personas, sino con el estudio del posible cultivo de células humanas para reparar tejidos dañados por enfermedades como el Parkinson", dijeron ayer fuentes de la universidad.
"Aquí hay una confusión terminológica", prosiguieron esas fuentes. "Las células utilizadas hoy son de ratón y todos los trabajos del doctor Smith, legales y acordes al código deontológico de este centro docente, han sido publicados en revistas especializadas".
Mountford y Smith se conocieron en Edimburgo, donde el primero estudió con ayuda de una beca de la Royal Society of Science. En el Reino Unido, la legislación distingue desde 1998 entre "clonación con fines reproductivos" (humanos) y "clonación con intención terapéutica". La primera no está autorizada. Sobre la segunda aún no se han puesto de acuerdo los asesores del Gobierno.
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