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Tribuna:CRÓNICAS
Tribuna
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Un hombre importante

Juan Cruz

Este Fernando Fernán-Gómez que el último domingo defendió la palabra como un alimento de ciegos en la Real Academia y que al día siguiente entró por su pie en un hospital para curarse de una dolencia grave es un hombre importante, uno de los más importantes de este siglo en España. Por su coraje, legendario, incluso por el malhumor que le genera ese coraje, por su escritura, por su memoria, por su valor profesional como actor y como escritor, por su manera de ser. A su alrededor, estos días, de manera espontánea y también instantánea, se ha manifestado en todos los círculos, los mezquinos y los generosos, de la vida española, un clamor extraño, sentimental y verdadero, que alude a la enfermedad de Fernán-Gómez como se alude a la dolencia de un familiar más que cercano.Es natural: le admiran sus compañeros del cine porque es un hombre exquisito en el trato y en el propio trabajo: es el primero que llega a los rodajes, el que se aprende los guiones como si fuera la primera vez que memoriza, ayuda a superar los defectos de los demás, se relaciona con todos como si le fueran a enseñar algo nuevo, y conserva, en la conversación, que es la vida, una capacidad de sorpresa y de profundidad que ya parecen de otro siglo o de otro mundo. Por eso se ha conmocionado el mundo del cine, que es su propio mundo; y en los mundos de alrededor, la gente que va al cine o que lo lee, los que conocen su genio y su mal genio, los que lo han visto conversar en la televisión o escribir en los periódicos, los que lo han visto en la pantalla, también están conmovidos. Un día, cuando le dieron el premio Príncipe de Asturias de las Artes, uno de los premios abundantes que en estos últimos tiempos le han dado a Fernán-Gómez, alguien se le acercó y le dijo, saludándole:

-Usted es un hombre importante.

Fernán-Gómez reaccionó con ese desdén que tiene para sí mismo, movió la cabeza varias veces, dijo que no, que no lo era, y siguió pensando. Se ha pasado la vida pensando, siendo un hombre interior, ajeno, y acaso por eso se ha defendido siempre del tiempo y de la holganza a la que siempre nos lleva el exceso de autoestima: por eso este Picasso del cine ha trabajado tanto, porque no se cree nada de lo que le pasa. A veces los españoles tardamos mucho en darnos cuenta de que convivimos con un genio, pero creo que en el caso de Fernán-Gómez ya él mismo percibió que el aprecio que se le tiene no es sólo porque sea simpático, que tantas veces no lo es.

De las reacciones de estos días ante la repentina noticia de la gravedad del nuevo académico hay tres que habría que poner en un marco. La primera, evidentemente, la suya, que aguantó hasta el día en que la Academia marcó su ingreso para cumplir con su compromiso antes de ir al hospital, haciendo gala otra vez de la exquisita educación con la que Fernán-Gómez se comporta con aquello que ha acordado; además, consciente de que su película Lázaro corría peligro de detenerse, lo dejó todo dispuesto y escrito para que los profesionales que le habían acompañado prosiguieran la aventura que él bautizó. La carta a sus colegas es un ejemplo de la concisión sentimental con la que el nuevo académico se refiere a las cosas que importan.

Y aquí vienen las otras dos reacciones. Su sustituto en el papel de ciego en Lázaro, Francisco Rabal, explicó que por su hermano -así se llaman ellos; Buñuel llamaba primo a Rabal- haría cualquier cosa; son amigos desde la antigüedad y salían de noche hasta que el alba era la noche siguiente: en los últimos tiempos, cuando le preguntan a Paco Rabal por qué no sale ya por las noches, el actor responde: "Porque ya no sale el señor Fernán-Gómez". Y cuando le preguntan lo mismo a su hermano, éste dice: "Porque ya no sale el señor Rabal". A Rabal lo hacen hoy hijo predilecto de Águilas, en Murcia, y tampoco saldrá por la noche.

José Luis García Sánchez -y ésta es la otra reacción a la noticia- deseó que su papel como sustituto en la dirección de Lázaro durara una semana y no cuatro. Los que conocen a este cineasta tímido y grandullón que sigue pidiendo permiso para entrar en las habitaciones entreabiertas saben que está diciendo con el corazón lo que todo el mundo siente por este hombre importante que es Fernando Fernán-Gómez.

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