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Insoportable pestilencia

Miquel Noguer

"¿Ve este humo marrón? Pues cuando se vuelve blanco, al anochecer, aquí ya ni respiramos". Quien cuenta esto es el cuidador de una granja cercana a la planta de tratamiento de purines (excrementos de cerdo) de Les Masies de Voltregà (Osona). Él, como la mayor parte de los vecinos de esta instalación, se ha convertido en un auténtico experto en la detección de malos olores; en diferenciar entre los zumbidos y los chirridos que salen de la planta y en saber de dónde viene el viento con sólo husmear desde el sofá de su casa. "Cuando llega tanto mal olor, es señal de que el viento sopla de levante", dice.Quienes están próximos a la planta se vienen quejando de los malos olores de la instalación desde que se inauguró el complejo, en la pasada primavera. El verano lo pasaron mal, pero ahora se les ha acabado la paciencia. "En casa ya ni tendemos la ropa, puesto que queda impregnada del mal olor", explica Maria del Carme, otra de las vecinas de la planta, quien, además, confiesa que ya evita incluso bajar al garaje de su casa: "No sé por qué, pero allí el mal olor se concentra aún más".

Las quejas de los vecinos, unidas a las de los ayuntamientos de Les Masies de Voltregà, Santa Cecília y Sant Hipòlit, han obligado al Consejo Comarcal de Osona a tomar una decisión drástica para acabar con los malos olores. La empresa propietaria de la instalación, Guascor, tiene hasta el próximo miércoles para dejar de molestar a los vecinos. "Si no lo hace, abriremos un expediente para clausurar la planta inmediatamente", ha explicado el gerente del Consejo Comarcal, Jaume Portús.

La pestilencia es tal que incluso los ganaderos que traen los purines de sus granjas para ser reciclados en la planta de tratamiento están de acuerdo en que hay que cerrarla hasta que se solucionen sus fallos.

De no resolver todos sus problemas antes del miércoles, la planta en la que la Generalitat, el Consejo Comarcal y los ganaderos pusieron todas sus esperanzas para acabar con la contaminación por purines en Osona, tendrá que cerrar, y ello agravará el grave problema de exceso de purines.

Solucionar la cuestión de los malos olores podría llevar, por lo menos, dos meses. Este es el plazo de tiempo que ha pedido la empresa Guascor para intentarlo.

Cierre temporal

La cuestión es que el pasado mes de noviembre Guascor ya se impuso un plazo, también de dos meses, para funcionar correctamente, con lo que ya parece haber acabado con la paciencia de los vecinos. Además, algunos de ellos se quejan de que ningún representante municipal ha mostrado interés en resolver el problema de la pestilencia: "Nos remiten directamente al Consejo Comarcal y se lavan las manos", explica una vecina que, a pesar de todo, se declara partidaria de cerrar la instalación.

Ahora, la empresa propietaria de la planta asegura que ya ha detectado el lugar exacto por el que salen los malos olores. Guascor cree que la parte biológica de las instalaciones no funciona bien porque cada día entra una cantidad diferente de purín, cosa que en su día no previeron. Para acabar con este problema, se construirá una zona de recepción de purines más amplia, lo que permitirá una mejor distribución de la entrada. Las reformas, que requieren obra civil, tardarán entre dos y tres meses, un periodo en el que la empresa quiere seguir funcionando como hasta ahora.

Los alcaldes de los municipios afectados por el mal no ven en el cierre temporal la solución a las molestias que origina esta instalación. "Se trata de una planta innovadora y, si no pueden investigar con la planta en marcha, difícilmente podremos detectar todos los problemas", admite el alcalde de Les Masies de Voltregà, Estanis Criballés. A pesar de ello, reconoce: "No podemos recibir más quejas por los malos olores".

Los alcaldes de los municipios colindantes de la planta de tratamiento también se han solidarizado con el de Les Masies de Voltregà. El de Sant Hipòlit, Ramon Trabal, ha confirmado que el mal olor llega claramente hasta el casco urbano de su pueblo, situado a unos dos kilómetros de la planta. También los vecinos de las afueras de Manlleu se han quejado de una persistente pestilencia, a pesar de que la planta está a más de tres kilómetros de distancia.

Anteayer, los responsables de la planta se comprometieron a bajar la producción para intentar mitigar el mal olor. Los responsables de Guascor aseguraron que a lo largo del día ya se empezaría a notar una mejora y prometieron que el mal olor desaparecerá totalmente durante este fin de semana.

A pesar de estas promesas, ayer por la tarde, las ventanas y persianas de las casas vecinas de la planta permanecían cerradas herméticamente.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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