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EL "CASO PINOCHET"

Los seguidores del general en Chile no ven motivo para celebraciones

Aparentemente, Augusto Pinochet está más cerca de Chile, pero sus conciudadanos, cualquiera que sea su color político, optan por la cautela a la hora de evaluar el futuro del exdictador tras el fallo del Alto Tribunal londinense. El general Luis Cortés Villa, director ejecutivo de la Fundación Pinochet, habló con realismo cuando acalló a los pinochetistas que cantaban victoria y brindaban con champán: "Aquí no hay nada que celebrar".

"Qué podríamos celebrar si un exmandatario del país ha estado detenido durante 15 meses, y si vuelve lo hará por razones humanitarias. Quiere decir que si estuviera bien, seguiría allí", aseguró. Los familiares de las víctimas acogieron el veredicto del juez Maurice Kay con amargura, pero con la esperanza de que la justicia actúe algún día contra Pinochet. "No está dicha la última palabra", señaló Mireya García, de la Agrupación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos. La presidenta de esta organización, Viviana Díaz, recordó que "si vuelve Pinochet, no volverá absuelto, sino inculpado y condenado por el mundo".Los dirigentes del Gobierno y de la oposición derechista coinciden, no sin escepticismo, en que "se está despejando el camino" para el regreso del general. Las iras de ayer contra España y el Reino Unido se vuelven ahora contra Bélgica, el último país que ha irrumpido con fuerza para impedir la libertad del ex dictador. "Es inconcebible la actitud de Bélgica, que está más movida por acciones políticas que judiciales. Estas cosas hay que pagarlas", advirtió el senador democristiano Gabriel Valdés.

El senador de la derecha pinochetista Hernán Larrain instó al Gobierno a presionar en todas las instancias y expresó su temor a un eventual recurso belga ante el Tribunal Internacional de La Haya. "El tema se eternizaría y sería la sentencia de muerte" de Pinochet.

El punto que concita mayor unanimidad es que el exdictador tiene que abandonar toda actividad política si vuelve a su país. Unos, como el ministro portavoz del Ejecutivo, Carlos Mladinic, lo expresan sin ambigüedades: "Pinochet, lejos de ser un aporte, fue un obstáculo para la transición. Su principal aportación habría sido retirarse". Otros, como Viviana Díaz y Mireya García, exigirán que desde el momento en que pise suelo chileno se ponga en marcha la acción de la justicia. No en vano le aguardan 59 querellas.

Incluso la derecha empieza a admitir, con la boca pequeña, la posibilidad de juzgarle en Chile. El senador Larrain sostiene que su partido, la pinochetista en fase de reconversión Unión Demócrata Independiente, "siempre ha estado de acuerdo que en Chile nadie puede escapar a la acción de la justicia". Hasta el hijo primogénito del general, Augusto Pinochet Hiriart, dio un ejemplo de cambio de lenguaje. Ayer dijo tener "palabras de perdón cristiano para quienes sólo han buscado la revancha".

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