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Las esmeraldas reescriben su historia

Las esmeraldas también tienen su huella digital. Un análisis químico detallado, unido a técnicas gemológicas tradicionales, ha permitido establecer el origen y los avatares de nueve esmeraldas de valor histórico, una de las cuales se utilizó como joya en la época romana y otra procede del fantástico tesoro rescatado del galeón español Nuestra Señora de Atocha. Y la sorpresa ha sido grande: yacimientos considerados nuevos se explotaban en la antigüedad, y las esmeraldas colombianas se esparcieron rapidísimamente tras el descubrimiento del Nuevo Mundo, no sólo hacia Europa, sino también hacia Asia.Esta clásica piedra preciosa fue apreciada por los egipcios, los romanos (el emperador Nerón utilizaba un monóculo de esmeralda), los emperadores mongoles y aztecas y los reyes europeos. Pero seguir su pista era imposible. Ahora, el velo de la historia ha empezado a levantarse.

El análisis, hecho por científicos franceses y colombianos y publicado en la revista Science, se basa en el hallazgo de que las piedras de cada región geográfica y prácticamente de cada mina presentan diferencias en el contenido de un isótopo de oxígeno, consecuencia de la composición y temperatura de los fluidos antes de su cristalización.

Se creía que Egipto y Austria fueron las únicas zonas donde se obtenían esmeraldas en la antigüedad, y la investigación ha encontrado que una esmeralda de la corona de Francia, puesta allí por San Luis alrededor del 1200, y otra utilizada a principios del siglo XIX por el abate Hauy para caracterizar la gema proceden de estas zonas. Sin embargo, otra esmeralda, procedente del tesoro galo-romano de Miribel (encontrada en 1997), tiene su origen en Paquistán, un país cuyos yacimientos de esmeraldas no se han descubierto hasta el siglo XX, al igual que los de Afganistán, de donde procede una de las cuatro piedras estudiadas del tesoro reunido en el siglo XVIII por el sultán indio de Hyderabad. Las tres restantes, que se suponían también muy antiguas y procedentes de minas ignoradas de Asia, han resultado ser de origen colombiano, lo que indica, según los investigadores, que el tráfico de esmeraldas desde el Nuevo Mundo se estableció muy rápidamente, primero a través de España hacia la India y luego directamente hacia Filipinas. La esmeralda en bruto del Nuestra Senora de Atocha, hundido en 1622, procede asimismo de Colombia.

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