Culto a la vid

La década de los ochenta estuvo marcada por la supremacía de la enología frente a la viticultura. Esta moda llevó a las bodegas a mostrar, más o menos abiertamente, el secreto de la elaboración de sus caldos, en el que jugaba un papel capital la figura del enólogo. Este sabio o aprendiz de brujo y sus conocimientos, junto a unas flamantes instalaciones, eran la piedra filosofal para la producción de vinos de calidad. Nadie prestaba atención a la materia prima del mosto, ni a las virtudes o defectos de la uva.Siempre obtendremos un buen zumo de naranja si utilizamos naranjas de calidad, independientemente de si las exprimimos con la mano o con el exprimidor más sofisticado del mercado. Con una naranja de mala calidad, el resultado siempre será malo. Afortunadamente, ahora corren buenos tiempos para la vid. Nadie discute que para hacer un gran vino hay que partir de un esmerado cuidado de la cepa y obtener frutos de calidad fitosanitaria perfecta. La cultura de la vid ha ganado la batalla en la vinificación de los mostos.

Miguel Angel de Gregorio, en su anterior paso por Bodegas Bretón, ya nos dio lecciones a pie de cepa sobre el culto al viñedo. Y continúa en esta línea de trabajo, ahora desde su propio proyecto de Finca Allende. En sus terrenos de la localidad de Briones selecciona el mejor tempranillo para elaborar su tinto Allende. Un caldo que se ha hecho un hueco entre los vinos venerados de Rioja.

De color rojo violáceo y bien cubierto, es en nariz intenso, con aromas balsámicos, frutas negras, nota mentoladas y madera nueva. En boca, amplio y potente, con unos taninos muy marcados pero amables y con un final largo. Antes de servir conviene decantar el vino, pues no ha sido sometido a ningún proceso de filtración.

Finca Allende; Plaza Ibarra 1. Briones (La Rioja). Tlfno. 941 32 23 01.