La UE pide políticas migratorias más abiertas para conservar el actual Estado de bienestar
Los expertos de la Comisión advierten de que con la demografía actual peligran las pensiones
En un plazo no superior a cinco años, los ciudadanos europeos dejarán de percibir las actuales pensiones de jubilación si no se altera el ritmo decreciente demográfico y no se modifica la actual política migratoria restringida. En algunos países, como Alemania e Italia, ese plazo puede quedar recortado a menos de tres años. Así lo estiman las conclusiones de recientes estudios sobre población y empleo elaborados por la Comisión Europea, que cobran más fuerza tras los datos alarmantes difundidos por la ONU sobre demografía y corroborados por Eurostat, la oficina estadística europea.El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Manuel Pimentel, calificó ayer de "anormal" la baja natalidad española.
La Unión Europea (UE) está envejeciendo dramáticamente. La población de los Quince ha pasado en los últimos 50 años de 295 millones a 376,4 millones, y se observa que el ritmo de crecimiento demográfico se ha lentificado en los dos o tres últimos decenios. En 1999, según los últimos datos de Eurostat, la oficina estadística europea, la UE registró el crecimiento natural más bajo desde 1945: apenas un millón. Este incremento no responde, sin embargo, al crecimiento natural de la población -número de nacidos vivos menos número de fallecidos-, sino al aumento de la inmigración, que supuso la llegada de 717.000 personas al continente, sobre todo a Alemania, Italia y el Reino Unido.En 1999 nacieron alrededor de cuatro millones de europeos, el 0,5% menos que el año anterior, y murieron casi 3,7 millones. Irlanda conserva el índice de natalidad más alto de la UE (14,3 nacimientos por cada 1.000 habitantes), y el más bajo lo tienen Italia (9,1), Alemania (9,3) y España (9,4). La tasa de mortalidad más elevada la tienen Dinamarca (11,1) y Portugal (10,9), y la más baja, Irlanda (8,4), Luxemburgo (8,9) y Holanda (8,9). España registra un índice de 9,4.
Para la mera reposición de su población de aquí a 2025, Europa necesitaría la llegada de 1,4 millones de inmigrantes anuales, que es una cifra superior al contingente de trabajadores extranjeros admitido por Estados Unidos el año pasado, que fue de un millón, según los datos de la División de Población de las Naciones Unidas.
"Los datos son serios"
"Los datos de la ONU y de Eurostat son serios. No hacen más que corroborar lo que vienen apuntando los últimos estudios de la Comisión sobre empleo y el futuro de las pensiones ante el desequilibrio cada vez mayor entre población activa y población pasiva", comenta una fuente oficial comunitaria.
Un último estudio fija ya un plazo no superior a cinco años para que las pensiones dejen de percibirse en los países de la UE. Y en algunos casos, como Alemania e Italia, ese momento podría llegar no más tarde de tres años.
Europa va a necesitar cambiar su política de empleo, desarrollar más tecnologías que reduzcan puestos de trabajo, reabsorber al mismo tiempo población desempleada, pero, sobre todo, modificar su política migratoria, hacerla menos restringida y más generosa también, según la Comisión.
Los datos de Eurostat muestran, no obstante, que el flujo migratorio aumentó considerablemente en los países de la UE en los últimos tres años. En 1999 se registró un ingreso de 717.000 personas. El 70% se concentró sobre todo en Alemania (190.000), en Italia y en el Reino Unido. Los niveles más bajos correspondieron a Finlandia, Francia y España. También han aumentado considerablemente las peticiones de asilo como resultado de la guerra de Kosovo. El año pasado, 350.000 personas solicitaron asilo, un 20% más que en 1998.
Uno de los grandes objetivos de la actual Comisión de Prodi es que en cinco años se convierta en realidad la creación de un espacio de libertad, justicia y seguridad en Europa, que obtuvo luz verde en el Consejo Europeo de Tampere el pasado octubre. La Comisión tiene ahora que presentar una metodología y los instrumentos jurídicos que posibiliten ese espacio común para su refrendo luego por los Gobiernos de los Quince.
Las fronteras laborales comunitarias deberán entonces abrirse para los ciudadanos de los países del Este que negocian actualmente su ingreso en la Unión. Pero, además, habrá que afrontar el aluvión de trabajadores extracomunitarios de otros continentes y considerar la posibilidad de ampliar cupos de ingreso mucho más generosos que hasta ahora.
El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Manuel Pimentel, no quiso valorar ayer el número de inmigrantes que España necesitará para garantizar su fuerza de trabajo en el futuro y que la División de Población de las Naciones Unidas ha cifrado en 12 millones en 2050 si la tasa de natalidad mantiene su evolución, informa Amaya Iríbar.
Pimentel reconoció que la mano de obra inmigrante será cada vez más necesaria para España y el resto de países de la UE, y dijo que la Ley de Extranjería, aprobada el mes pasado con la oposición del Gobierno y el PP, es la base sobre la que hay que trabajar, porque "obliga a todos".
La inmigración no es, sin embargo, la única solución para el futuro de Europa. Para evitar los negros presagios descritos por los expertos de la ONU y corroborados por las autoridades europeas, el ministro apostó también por reducir el paro y aumentar la natalidad.
Pimentel considera que la situación de la natalidad española es hoy "anormal", ya que ha pasado de ser una de las más altas de Europa a la más baja del mundo "en tan sólo unos años". Este índice "ha tocado fondo" en España, por lo que en los próximos años sólo puede repuntar, al menos "hasta alcanzar la media europea", aseguró el ministro. El Gobierno tiene previsto desarrollar un plan de familia "más amplio y ambicioso" si renueva mayoría en las próximas elecciones generales, añadió.
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