Una misa no tan fácil
Ariel Ramírez contó ayer con humor cómo sufrió cuando José Carreras le aplazaba una y otra vez los ensayos de la primera interpretación que el tenor hizo de su Misa criolla. "Casi me desmayo cuando un día a las seis de la mañana me llamó por teléfono para decirme que quería cantar mi misa", recordó. "Nos citamos en Londres para hablar del asunto y me dijo que ya la ensayaríamos en Madrid, que la obra era fácil. Cuando nos encontramos en Madrid, me dijo que no me preocupara, que era fácil y que ya ensayaríamos en Viena. Volvió a insistir en que era fácil en Viena, y cuando entramos en el estudio para grabarla nos pasamos allí ¡15 días!", dijo sonriendo ante un Carreras con cara de estupor."Varios años después, y tras una interpretación en el norte de España", siguió relatando Ramírez, "le dije a José: "Qué bien has cantado la misa esta noche", y me respondió: "Es que ahora me la sé".
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