Bruixes pel cabastre
Por unos instantes son como dioses, dominan el tiempo y auguran el futuro. Aun hay casas que al punt de mitjanit abren una cebolla y la dividen en doce partes y las ordenan atribuyendo a cada corfoll la representación de un mes del año. En su interior se deposita un pessic de sal. Al amanecer de Cap d"Any, se observa el grado de disolución de la sal y su humedad establece la pluviosidad o sequía de cada mensualidad.La forma esférica de la cebolla es imagen de la bóveda celeste; toman su forma las cúpulas de los templos ortodoxos; para los egipcios era mágica y salutífera -on entra la ceba, no entra el dotor-; según el romano Plutarco, el bulbo y su olor provocan la potencia vital y afrodisíaca -si un tel de ceba es menjava un capellà, no diria mai més missa- y Râmakrishna compara sus hojas a la estructura del ego que llega a su fusión con el amor universal: val més cebes amb amor que gallines amb dolor.
Los doce gajos son el zodiaco y el universo como multiplicación de la tierra, agua, aire y fuego por los tres principios alquímicos (azufre, sal, mercurio) o los tres estados de evolución, culminación e involución. La divina sal protectora y purificadora, sabiduría y clarividencia, es considerada un fuego liberado de las aguas (el rojo, emblema del fuego, es hoy color de buen agüero). A las doce en punto del día de las doce dionisíacas uvas, maduradas por el fuego solar, en que ya los babilonios expresaban un deseo o un propósitos dentro de un período mágico de doce noches -del 26 de diciembre al 6 de enero- en que se auguraba asimismo el carácter de los meses futuros, según el tiempo de cada día. Una noche que es la fiesta mayor de las brujas -bailan toda la noche desnudas- y de su padre que las protege, como el silvestre y boscoso dios Pan, San Silvestre porta les bruixes pel cabestre.
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