Una línea revolucionaria
Aunque la fundación del negocio familiar se debió al matrimonio Sánchez-Sáenz, fue su hijo Martín quien llevó las riendas durante la época de consolidación. Sus métodos de elaboración eran totalmente artesanales, como todos a comienzos de siglo, pero los productos naturales eran de gran calidad. El negocio se especializó en los de la zona de Azagra: tomate, pimiento y, en menor medida, el melocotón, comercializados con la marca La Azagresa.A Martín Sánchez le sucedió su hijo Manuel, que continuó la expansión iniciada en 1939. La firma no dejó de producir conservas ni en plena guerra civil y a mediados de los años 50 incorporó el envasado de setas o la producción de envases de hojalata. Así se llegó a construir, en 1969, una nueva fábrica en el solar original. Sin embargo, la llegada de la cuarta generación a la dirección marcó una renovación absoluta.
A comienzos de los años 70 se lanza una línea de verduras que revoluciona el mercado. La producción de cardo, borraja, acelga o espinacas era desconocida y el envase escogido para ello, el vidrio, algo totalmente innovador. Para esa línea se creó la marca Gutarra, denominación sugerida a los socios por un colega vizcaíno ante la constatación de que el mercado vasco era uno de los primeros en los que la empresa deseaba introducir sus productos.
La respuesta del mercado fue tal que se hizo preciso abrir dos nuevas fábricas y trasladar la sede central de elaboración a su actual emplazamiento, en Villafranca, en la Ribera navarra, un extraordinario entorno agrícola con abundancia de agua y cómodas vías de comunicación.
Conservas centenarias
Sus 90 años de actividad industrial ininterrumpida otorgan a la conservera navarra Gutarra el timbre de ser una de las empresas decanas del sector agroalimentario de todo el norte de España. Desde que en 1910 el matrimonio formado por Hilario Sánchez y Leona Sáenz diese los primeros pasos para crear una fábrica de conservas en la localidad de Azagra ha cambiado drásticamente la comercialización de los productos del campo. Hoy, cuatro generaciones después, los hermanos Francisco Javier, Teresa y Luis Sánchez, herederos de aquel matrimonio, dirigen una moderna empresa de capital familiar que diversifica año a año su producción y pone en el mercado una gama de productos formada por más de 40 variedades envasadas de verduras, legumbres, agridulces, salsas y ensaladas.La empresa Conservas Hijos de Manuel Sánchez Basarte se constituyó como sociedad anónima en 1972, dejando atrás la etiqueta comercial usada hasta entonces en sus productos, La Azagresa, que fue sustituida por una nueva marca unitaria, Gutarra, con la que la conservera ha vivido desde entonces su gran despegue comercial.
Tres son las claves que los hermanos Sánchez, codirectores de la firma desde 1997, han manejado con absoluto rigor y excelentes resultados: el empleo en más de un 95% de excelente materia prima natural -verduras de Navarra-, la elaboración propia de todos sus productos desde el origen y la aplicación de las más modernas tecnologías de control de calidad.
La factoría central del grupo está ubicada en la localidad navarra de Villafranca, donde en 1993 se levantaron 16.000 metros cuadrados de nuevas instalaciones para poder dar salida al incremento de facturación. Gutarra posee además otra planta en Cadreita y un almacén logístico en Berbinzana, aunque es en Villafranca donde se realiza todo el proceso de envasado y control de producción. El pasado ejercicio, la empresa adquirió 40 millones de kilos de materias primas, fundamentalmente verduras navarras y facturó 1.600 millones de pesetas. Sólo un 5% del producto es adquirido fuera de la comunidad y ello por que algunos ingredientes para ensaladas, como el apio o las mazorquitas de maíz, no se cultivan en la región.
Por la planta central de Gutarra pasan anualmente entre ocho y diez millones de tarros de cristal, el envase mayoritariamente utilizado, aunque se comercializan productos enlatados para el sector hostelero.
"Nuestra filosofía es sencilla", asegura Luis Sánchez, responsable de producción y calidad de la firma. "Ponemos a disposición del comprador una extensa gama de productos naturales de primera calidad, ya cocidos, a los cuáles sólo hay que dar un toque personal. No son productos acabados, sino preparados para una elaboración posterior rápida. Ése es el secreto que atrae a miles de personas porque les permite poner su personalidad en el plato".
Aunque la pocha es la última aportación de Gutarra al mercado de las verduras envasadas, la empresa posee ya una extensa gama de productos. Ensaladas, pimientos, legumbres, tomates cocinados y pelados, gazpacho, pisto y piperrada, caracoles cocidos, puerros, acelgas y pencas de acelga, brotes de ajos tiernos, habitas, achicoria, macedonia de frutas, patata entera, zanahoria, verdura para paellas, cardo, alcachofas, borraja, judías verdes, repollo, col, espinacas, coles de Bruselas y menestras son sólo una parte de su extensa y variada gama, que a veces usa una segunda marca comercial bajo la denominación Horteflor, destinada a los profesionales de hostelería.
"Jamás hemos comprado producto elaborado a terceros", explica Francisco Javier Sánchez, director gerente. "Todo lo fabricamos nosotros y lo recibimos directamente del campo. En la conservería tradicional hay un mercadeo muy grande entre fábricas y distribuidores. Algunas compran lo que vulgarmente se conoce como pila, producto sin etiquetar, ya fabricado, pero sin marca alguna, y el industrial lo comercializa con la suya propia. Nosotros no hemos hecho eso jamás. Nuestra garantía de calidad es absoluta y el control de los procesos es total", añade.
El departamento de I+D está compuesto por cinco profesionales que vigilan todas las fases de producción. El control de calidad de la materia prima comienza en el campo. Toda la verdura se prepara en el día. Desde que llega del campo hasta que se etiqueta pasan menos de 24 horas. Sólo cuando los técnicos del Departamento de Calidad e I+D dan su beneplácito a una partida, ésta abandona la fábrica a bordo de una flotilla propia de camiones que la distribuyen por toda la cornisa cantábrica, Madrid, Barcelona, Levante, Andalucía y resto de España.
Certificado de calidad
Gutarra también exporta. Francia, Austria, Luxemburgo, Puerto Rico, Japón, Canadá, Estados Unidos o Alemania son países donde la firma está introduciendo poco a poco productos concretos en función de los gustos nacionales. En total, un 6% de la producción, aunque con fuertes perspectivas de aumento.
Los niveles de calidad son una de las obsesiones de la conservera, que está a punto de obtener la certificación ISO 9002. Una red informática centralizada controla el proceso de esterilización. Cada lote está perfectamente identificado, de forma que se puede aislar en cada momento un producto defectuoso si surge algún problema y averiguar cuál es su origen.
Las cadenas de envasado disponen de un moderno escáner por rayos X que detecta cualquier cuerpo extraño en el interior del envase. Es el segundo equipo de control de estas características instalado en España. El primero lo adquirió la empresa catalana de embutidos Tarradellas y el tercero lo acaba de incorporar la empresa de mermeladas Hero en Alcantarilla (Murcia). Cada año, Gutarra invierte unos cien millones de pesetas en mejoras productivas y de calidad.
El promedio mensual de empleados es de 125 personas, aunque la cifra de trabajadores varía mucho en función de las campañas de recogida estacional de los productos del campo.
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