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La economía se aceleró en el tercer trimestre y creció el 3,7%, el objetivo oficial para el año

Durante el tercer trimestre del año, la economía española ha vuelto a acelerarse. Su crecimiento sobre el mismo periodo del año anterior ha sido del 3,7%, una décima más que en el segundo trimestre. Pese a ello, el empleo ha perdido fuerza, al crecer un 3,3%, dos décimas menos. Este hecho, junto con la estabilidad en el crecimiento de los salarios y la elevación de los tipos de interés, han hecho retroceder dos décimas el consumo privado, hasta el 3,3%. También la inversión ha perdido gas (del 9,5% al 8,7%) y son las exportaciones las que han conseguido recuperarse y reactivar la economía.

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Un deterioro de 660.000 millones

Al contrario de lo que sucedió con la inflación, los objetivos del Gobierno sobre crecimiento económico están cumpliendo los objetivos. El crecimiento del 3,7% registrado en el tercer trimestre, según los cálculos del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicados ayer, es el mismo que el fijado por el Gobierno como objetivo para la media del ejercicio.El pasado año, la economía creció un 4% y los precios se sujetaron en el 1,4%, un mínimo histórico. Ello a pesar de que entonces fue el consumo privado y la inversión los principales motores, al contrario que el sector exterior. Este patrón de crecimiento se ha mantenido durante la primera mitad de 1999, pero ha empezado a cambiar en el tercero.

Según los datos del INE, el consumo y la inversión han perdido fuerza, mientras que el sector exterior ha conseguido reducir su aportación negativa, desde los 1,5 puntos en el primer semestre, hasta los 1,1 puntos en el tercer trimestre. Gracias a esta recuperación, el crecimiento económico se ha acelerado una décima, hasta el 3,7%.

Según el INE, esto supone "probablemente" el inicio de "una nueva fase expansiva del ciclo". Aunque los resultados de 1998 no permiten establecer una relación directa entre crecimiento y precios, si el sector exterior supera con más nitidez la última crisis y la economía no se recalienta, el efecto sobre la inflación debería ser beneficioso.

El resultado de la inflación de noviembre pasado, disparada hasta el 2,7%, no indica, sin embargo, que esta teoría sea fácil de llevar a la práctica, dados los problemas estructurales de la economía española. De hecho, las mayores tensiones inflacionistas en los últimos meses han coincidido con una caída en el ritmo de aumento del consumo.

Según los datos del INE, el gasto en consumo final ha crecido un 3,3% en el tercer trimestre en relación a un año antes y dos décimas menos que en el segundo trimestre del año. El descenso ha sido más fuerte en el gasto correspondiente a las administraciones públicas (del 0,8% al 0,3%), que en el de los hogares (del 4,3% al 4,2%).

La inversión privada también ha perdido ritmo, al pasar del 9,5% en el segundo trimestre al 8,7% en el tercero. Tanto en bienes de equipo (del 10,4% al 9,3%) como en construcción (del 8,9% al 8,3%), la actividad ha bajado.

La creación de empleo se ha resentido, hasta disminuir dos décimas su ritmo de crecimiento (del 3,5% al 3,3%), con una cifra total de 452.000 nuevos puestos de trabajo. En parte por esta pérdida de fuerza del empleo, el crecimiento de la masa salarial se ha estabilizado en el 6,6%, igual porcentaje que en el trimestre anterior y por debajo del 7,3% de 1998.

Por el contrario, los excedentes empresariales han pasado de crecer un 3,5% en el segundo trimestre a un 4,7% en el tercero. Los impuestos netos de subvenciones pierden impulso, al crecer un 15,4%, nueve décimas por debajo del periodo precedente.

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